El pasado 6 de mayo Carlos III de Inglaterra recibía la corona de Inglaterra de manera oficial ante millones de ciudadanos que siguieron la retransmisión de este día histórico en el Reino Unido. Hace ya 23 días exactamente de todo esto, pero las noticias siguen coleando en el seno de Buckingham Palace. Se comentaron mucho todas las indumentarias de los invitados de la realeza VIP, así como el resbalón de Katy Perry o la huida express del príncipe Harry, que no pudo saludar personalmente a su padre debido a que el avión le marchaba rápidamente (o al menos eso parecía cuando subió a un coche a toda leche justo al salir de la catedral de Westminster). Ahora, la coronación se tendrá que volver a repetir...
Pero no esa, sino otra. El hecho de coronarse es lo que deberá repetirse, pero ni mucho menos se tendrá que reeditar la coronación en el escenario de Westminster. Donde tendrá que ir Charles The Third es a Escocia, a coronarse con los Honores de Escocia. Siguiendo la tradición de su madre, la Reina Isabel, Carlos acudirá próximamente a Edimburgo, concretamente a la catedral de St Giles, para recibir estas joyas, incluida una corona, la cual se la dará personalmente el deán de Thistle, dando así relevo al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, el cual fue noticia últimamente por ser multado saltándose un radar.
Vayamos, por eso, a hablar de la corona en sí. El sexto de mayo recibió la corona de San Eduardo y ahora Carlos recibirá esta mencionada, la cual es una joya que fue confeccionada en el siglo XVI para Jaime V de Escocia y que sigue usándose en la ceremonia de apertura del parlamento escocés hoy en día. Lo que habrá que ver con esta corona, sin embargo, no es si brilla mucho o poco o cuántos quilates tiene, sino qué hará con ella His Majesty The King. ¿Seguirá el ejemplo de su madre?
Isabel II, cuando acudió a St Giles a coronarse con los Honores de Escocia, no tuvo nada que ver con su coronación en Londres. Mientras en la capital de Inglaterra, la reina, al igual que su hijo, hizo una ostentación máxima de sus atuendos y de sus privilegios, en Edimburgo fue todo lo contrario. "A pesar de que el deán de Thistle le presentó la corona de Escocia a la reina Isabel II, la joven reina no quiso coronarse con ella y se limitó a aceptarla de manera simbólica sosteniéndola entre las manos", cuentan en 'El Universal de México'. Una actitud humilde y cero ostentosa que practicó durante toda la ceremonia, ya que Her Majesty The Queen tampoco hizo gala especialmente del cetro y la espada de Estado, otros de los Honores que se le presentaron. ¿Actuará de la misma manera Carlos III? ¿O pretenderá lucir a toda pompa la nueva corona y el resto de Honores de Estado? Veremos.