En Zarzuela hay tres clanes que entran y salen del palacio: los letizios, donde se incluye desde Paloma Rocasolano, madre de la reina, a sus hijas Leonor y Sofía. En segundo lugar, los Marichalar con la instagramer Vic (Victoria Federica) y el holgazán Pipe (Froilán) pernoctando para evitar el piso de la infanta Elena. Y el tercer clan: los catalanas. Este seudónimo despectivo que utilizan los funcionarios de Zarzuela cuando los que entran o salen son los cuatro hijos de la infanta Cristina. Los cuatro con nombres bien castellanos a pesar de haber nacido en la Teknon de Barcelona y ser del Barça. No se hacen llamar Joan, Pau, Miquel e Irene sino unos nombres de pila bien castellanos. Cristina se enamoró de Urdangarin, un deportista vasco del PNV, en la ciudad Barcelona. Ella en La Caixa y él en el Barça, se casaron en la catedral. Como en la Edad Media, el rey quiso emparentar a una hija con Euskadi y Catalunya al mismo tiempo. Todo demasiado idílico. Al final el príncipe era una rana infiel y ladrón y la princesa se queda sola para vestir santos. A pesar del fiasco catalán, Cristina sigue manteniendo amigos y un hijo en Pedralbes.
Cristina ha pactado con Iñaki Urdangarin no coincidir en Barcelona cuando visita a Pablo, único de los cuatro hijos que vive en Catalunya y en la Unión Europea. La infanta, a pesar de ser una de las mujeres más ricas de Pedralbes, con una herencia de 1800 millones de euros acumulados ilegalmente por su padre en paraísos fiscales, no tiene casa en Barcelona. La última casa en propiedad fue el "palacete de Pedralbes", la casa unifamiliar de lujo en Reina Elisenda que pagó con la actividad fraudulenta del Instituto Noos. Cristina ahora no puede residir habitualmente en Barcelona ya que eso la obligaría a declarar su fortuna a Hacienda. Viviendo en una casa de lujo con jardín en Ginebra se ahorra el engorro de tener que defraudar al fisco español. Solo viene a Barcelona de visita y, por ley, menos 183 días el año. Por eso no ha invertido en un inmueble, vive en hoteles de la zona alta. El digital Vanitatis ubica a la infanta Cristina en un nuevo rincón. Antes frecuentaba el AC Victoria Suites Hotel, en la calle Beltrán i Rózpide pero ahora la sitúan en un restaurante y hotel todavía más discreto, bucólico y pijo, el Hotel Upper Diagonal situado en el Paseo Manuel Girona entre Doctor Ferran y la Avenida Pedralbes, un edificio bajito con un restaurante cuqui en los bajos:
Escribe el digital madrileño "Aunque ya casi nadie se fija cuando pasea por el barrio de Pedralbes, o cuando sale con su hijo, con quien suele cenar en el restaurante Upper Diagonal, sentados en un rincón, siempre discretos y amables con todo el personal. Es lo que pretende la Infanta: dejar de ser noticia, pasar casi desapercibida y hacer su vida al margen del ojo público. Por eso es difícil verla en restaurantes en hora punta o con amigos. Suele ir a casas de amigos y es el citado Upper uno de los pocos caprichos que se da, aunque cena muy pronto, en horario europeo". Cena pija, en un rincón oscuro y muy temprano. Si pasean por Manuel Girona y ven a una mujer sola o con un chico rubio, en un rincón mal vestida y cenando a las 7 de la tarde, no lo duden, debe ser la hermana del rey de España. Y es muy multimillonaria.