En el mundo de la realeza británica, donde cada gesto y aparición pública es minuciosamente analizado, el arte se ha convertido en un nuevo campo de batalla. Recientemente, un retrato del príncipe Harry y Meghan Markle ha desatado una tormenta de comentarios y especulaciones, reavivando el debate sobre su salida de la familia real en 2020. Este incidente no solo pone de manifiesto la tensión persistente entre los Sussex y la institución monárquica, sino que también revela cómo el arte puede ser utilizado como una poderosa herramienta de comentario social y político.

El pincel como arma: la visión crítica de un retratista real

Dan Llywelyn Hall, reconocido por sus retratos de la difunta reina Isabel II, ha sorprendido al mundo con su interpretación de Harry y Meghan. Lejos de la reverencia tradicionalmente asociados con los retratos reales, Hall ha optado por un enfoque más provocativo y cargado de simbolismo. Su obra retrata a los duques como "figuras atrapadas en el filo de la opinión pública", una descripción que captura vívidamente la controversia que ha rodeado a la pareja desde el ‘Megxit’.

El artista galés no se ha limitado a representar simplemente la apariencia física de los Sussex. En su lugar, ha elegido comparar a Harry con el "Príncipe Bonnie” (Carlos Eduardo Estuardo), evocando la imagen del joven rebelde que una vez fue, antes de su matrimonio con Meghan. La historia también recuerda a Bonnie Prince Charlie por sus problemas con el alcohol y su carácter volátil y explosivo, y que eventualmente terminó enfrentándose a su propio padre. Esta elección artística no solo recuerda el pasado tumultuoso del príncipe, sino que también sugiere una crítica velada a su transformación y las decisiones que lo llevaron a distanciarse de sus deberes reales.

Meghan como la "forastera": Una comparación histórica cargada de ironía

Quizás el aspecto más intrigante del retrato de Hall es su representación de Meghan Markle. El artista ha optado por compararla con Elizabeth Grey, una figura histórica que se convirtió en reina consorte de Inglaterra en 1464, a pesar de no tener ascendencia real directa. Elizabeth ya había estado casada anteriormente y tenía hijos, lo que generó controversia en los círculos de poder desde el principio de su matrimonio secreto con Eduardo IV de Inglaterra. Esta elección no es casual; Hall describe a Grey como posiblemente la "forastera" más influyente en la historia real, estableciendo un paralelo directo con la posición de Meghan dentro de la Familia Real británica.

Esta comparación está cargada de ironía y significado. Por un lado, reconoce el impacto significativo que Meghan ha tenido en la monarquía, alterando percepciones y desafiando tradiciones. Por otro lado, subraya su estatus de “outsider”, una etiqueta que ha perseguido a la ex actriz de ‘Suits’ desde su entrada en la Casa Real y que, en última instancia, contribuyó a la decisión de la pareja de alejarse de sus roles oficiales. En un momento en el cual la Familia Real británica enfrenta desafíos significativos, desde problemas de salud hasta crisis de imagen, este retrato sirve como un recordatorio de las tensiones subyacentes que continúan definiendo la relación entre los Sussex y la institución que dejaron atrás.