El rey Felipe VI, tan crítico con el procés acusándolo de fracturar y dividir a la sociedad catalana, no tiene ningún problema en querer hacerse una foto con alguien acusado de fracturar y dividir, no sé si el mundo, pero como mínimo, su país y las fronteras que lo rodean. La Zarzuela está negociando una visita del jefe del estado español con Donald Trump. Una visita que se produciría el mes de junio en la Casa Blanca y donde se hablará... de aceitunas negras.
No sabemos qué comerán los dos líderes, y si en el menú estará la demanda de una actriz porno que le acusa de recibir amenazas de muerte después de tener una relación con él. Sería curioso saber los consejos que le podría dar Felipe sobre esta cuestión. Pero lo que seguro que comen durante el aperitivo serán aceitunas negras. La Administración Trump ha abierto tres procedimientos a este producto que han supuesto la imposición de un arancel provisional del 22%. Hace dos años, España vendió a los Estados Unidos 32 millones de kilos por 70 millones, pero ahora, es la primera vez que Washington cuestiona las ayudas agrícolas de la PAC (Política Agrícola Común). Veremos si a Trump le trae sin cuidado la cuestión de las olivas y a Felipe se le atragantan o si debatirán sobre este producto.
Sea como sea, el rey Felipe VI quiere tener un téte en téte con el polémico presidente norteamericano, y aprovechará los actos conmemorativos del 300 aniversario de la fundación de la ciudad de San Antonio, en Tejas, para forzar el encuentro. Quizás hablan de El Álamo, la fortaleza defendida sin éxito por los tejanos ante el implacable ejército mexicano que los aniquiló. Quizás incluso establecen paralelismos entre El Álamo y Catalunya mientras hacen la sobremesa. Sea como sea, Felipe se quedó con las ganas de conocer al hombre del tupé cuando coincidieron en el foro de Davos en enero, pero en días diferentes. Si Rajoy ha sido capaz de reunirse con él, yo también quiero, debe pensar el jefe de estado.
En el discurso que dio Felipe el pasado 31 de enero al cuerpo diplomático norteamericano, el rey ya empezó a regalarle las orejas a Trump, a pesar de la cuestionable imagen mundial que tiene el hombre más poderoso del planeta: "Estados Unidos es un aliado esencial de España. En nuestras relaciones, que se remontan a los tiempos fundacionales de esa gran nación americana, prevalecen la continuidad y la calidad de los valores e intereses compartidos". Como si fuera un niño de primaria diciéndole a un compañero si le deja ir a su casa a jugar, Felipe añadía: "Este año no faltarán ocasiones para promover los contactos políticos y fortalecer la confianza entre ambos países".
Veremos si hablan de la situación en España, con el trasfondo del proceso. Será bueno saber qué le aconseja a alguien tan demócrata y educado que se ha referido a El Salvador, Haití o algunos países africanos en estos términos: "Por qué todas estas personas de países de mierda vienen aquí"?. Pero, claro está, Trump también ha pronunciado frases que Felipe se ha tatuado en fuego: España es un gran país y tiene que permanecer unido. Los catalanes aman su país, aman a España". Como se ve en la foto, Felipe VI anhela decirle a Trump: high five!! (¡choca esos cinco!)