El exteniente del Ejército de Tierra, Luis Gonzalo Segura, autor también del libro El libro negro del ejército español, es una especie de mosca cojonera del rey Felipe y no le deja pasar ni una, aunque el monarca vaya haciuendo como si nada y haga un ejercicio bien de hipocresía, bien de mutismo, sobre determinadas cuestiones. Ya con la visita del rey y Letizia a Barcelona por el homenaje a las víctimas de los atentados de La Rambla le pidió que "abdique, plañidera y cópula de corrupto", criticándole la doble y falsa moral de rendir homenaje a las víctimas y permitir acuerdos, como mínimo, polémicos, con empresarios y gobiernos del Oriente Medio.

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Ahora, con la exhumación del cadáver de Franco encima de la mesa y en todas las conversaciones, programas y diarios, el militar vuelve a escribir un artículo demoledor en las páginas de Público sobre el silencio "cómplice" de Felipe VI en una cuestión casi de estado como es ¿qué hacemos de los restos del dictador y el vergonzoso Valle de los Caídos?. Gonzalo Segura desconoce, como muchos otros, saber si "nuestro amado Felipe, rey de España por la gracia del genocidio, repudia la variante fascista de la Península Ibérica, también conocida como franquismo". Y dice que lo ignora quizás porque es un "zote", cómo él mismo se autodefine, pero quizás también porque el borbón "no ha pronunciado ni una sola palabra de repulsa contra ese fascismo de estilo cochambre que nos ha convertido en el segundo país con más desaparecidos tras Camboya".

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Calla por Franco y habló por los hechos del 1-O: "allí sí que le encontramos secundando a los que apalearon a los catalanes con motivo tan contrario a las esencias de la democracia como es un referéndum. A los mamporros caídos sobre mujeres y hombres, ancianos y ancianas, niños y niños, respondió con un discurso público que solo la historia sabrá juzgar en su justa medida". El exteniente considera que Felipe ha tenido muchas ocasiones para repudiar el franquismo y considerarlo incompatible con el país demócrata que él en teoría reina.

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Y es especialmente duro cuando escribe del monarca que quizás su silencio es debido a "la timidez, la prudencia o, quizás, a un problema psicológico, realmente infrecuente, que convierta al rey en tartamudo en lo relativo a las palabras relacionadas con el franquismo", tartamudez que él asocia a "sentirse culpable de ser el heredero de un estirpe restaurada por un salvaje genocida". Pero aun así, "bastaría con un discurso inapelable e inequívoco contra el franquismo o, en su defecto, un parte médico aclaratorio de la referida dolencia: franquista hasta la médula disfrazado de demócrata".

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¿Y qué decir de los "600 altos mandos militares franquistas, leales servidores todos ellos del rey, que también es jefe de las Fuerzas Armadas, que han firmado un manifiesto que amenaza la decisión de un gobierno elegido por votación libre sobre la idea de despachar los restos del fiambre gracias al cual hoy reina nuestro agradecido monarca"?. Un episodio muy grave que, según Gonzalo Segura, necesitaría de una respuesta firme, "hasta en las democracias de más baja calidad como la nuestra". Pero claro está, uno de los firmantes del manifiesto, fue ayudante de campo del rey y jefe de la Guardia Real, y otro, jefe del Cuarto Militar del Rey. Por eso, no le extraña que "más de un desorientado podría llegar a pensar que el rey de nuestra Gloriosa España, unida a palos por amor a la democracia, se encuentra detrás del manifiesto, como sus antecesores lo estuvieron tras cortinas más andrajosas".