La visita del rey Felipe VI a la localidad sevillana de Lebrija sigue dando que hablar. El monarca acudió a esta villa con motivo del V centenario de la muerte del humanista Elio Antonio de Nebrija y fue vitoreado por la españolada entre multitud de banderas de España. Muchos monárquicos no dudaron en dejar sus tareas y tener un rato para ver al Jefe de Estado, que no cada día pasa por su pueblo. En las imágenes tomadas por la prensa se puede ver a un Felipe sonriente saludando efusivamente a los centenares de vecinos que se acercaron a verle muy de cerca. Algunos flipaban con el rey, idolatrándolo.
Felipe, sin embargo, no solo fue noticia por lo cariñoso que fue con sus fans, sino que también lo fue por el restaurante donde comió. Su Majestad degustó los manjares que le prepararon en el restaurante Venta Esteban, de los mejores de Lebrija. Pepe Ballesteros, uno de los cinco hermanos que regentan el prestigioso local, cuenta la experiencia, que para él fue tan superlativa que no se creía que tenía comiendo en su restaurante a Don Felipe: "Es que casualmente la semana anterior estaba viendo con mi hermano fotos de las personas que han pasado por la venta y dije que ojalá viniera el Rey. Hemos tenido aquí desde presidentes de Gobierno, como Pedro Sánchez, Zapatero o Rajoy, a artistas como Norma Duval, Farruquito..., a presentadores como Ana Rosa o Risto..., a deportistas como Gasol o Rossi. Estamos acostumbrados a recibir a gente muy conocida, pero mi ilusión era ver entrar por las puertas un día al rey Felipe". Pues dicho y hecho, el otro día cumplió su sueño.
La Casa Real informó tan solo 40 minutos antes al restaurante que Felipe vendría a comer. La cocina se puso a todo trapo para servir al rey y rápidamente le ofrecieron un reservado, una mesa VIP. Una zona real que él no aceptó: tomó la humilde decisión de despojarse de sus privilegios por un rato y comer como un ciudadano más. La gente que pudo ir a degustar la comida de Venta Esteban flipó cuando vio al monarca como un cliente más. Para muchos fue una sorpresa muy agradable, ya que Lebrija es muy de los reyes. "Su cercanía y naturalidad. Hablaba con mucha simpatía y cuando le ofrecimos la posibilidad de comer en un reservado, él dijo que quería hacerlo donde todo el mundo, con normalidad. Así que se sentó en el comedor que llamamos Abuela Petra, en honor a nuestra madre", expresa Pepe, según Vanitatis.
Felipe come mucho
Un hombre como él, de casi dos metros, tiene que comer abundante. Felipe aprovechó su estancia en el restaurante gaditano para poder probar las delicatessens de la zona, que son muchas y variadas. El hijo de Juan Carlos I se deleitó con entremeses de jamón, queso y patatas aliñadas. También con ensaladilla, pescaíto frito, adobo y puntillas. Y para rematarlo, el plato marca de la casa: la berza jerezana, un plato tradicional compuesto por chorizo, morcilla, carne, garbanzos, habichuelas y tagarninas. Seguro que le aprovechó.