A menudo se dice que a la monarquía española le haría falta una buena capa de maquillaje y arreglar una imagen muy estropeada en los últimos tiempos, tanto por las salidas de tono de Letizia o Juan Carlos como por el mensaje rancio del rey Felipe en su manera de ver el país que gobierna. Por no hablar de decisiones como otorgar un título de duquesa de Franco a Carmen Martínez-Bordiú, un hecho lamentable para el que no hay cosmética posible. Pero los reyes de España el único maquillaje que contemplan en el futuro más inmediato es comprar más potecitos de los cosméticos que los dos utilizan antes de quedarse sin.
Tanto el uno como el otro tienen motivos para hacer mala cara los últimos días. La Corona no pasa por su mejor momento y son muchas las voces que dejan en entredicho el futuro de esta institución. Incluso, hay quien se atreve a decir que "agoniza" y que "A la Corona se la puede mantener como se mantuvo a Franco: enchufada al aparato para mantenerla con vida, aunque vegetativa; entubada para que le llegue el oxígeno a un cerebro de encefalograma plano. (...) Otra cosa es la imposición, que nos obliguen a tener una muerta encima". Pero nada que un buen maquillaje no pueda cubrir. Son muchas las parejas que comparten secretos de belleza, cremas hidratantes o jabones para limpiar la cara. Pero sorprende que en el baño real de Zarzuela se vea cada noche como los reyes de España, tan alejados con la imagen pública que proyectan, tensionados por un paraguas en Girona o la foto con la abuela en la Catedral de Palma, hagan los dos el mismo ritual antes de ir a dormir.
La revista Telva explica que Felipe y Letizia comparten rituales de belleza y son fans de la cosmética del país que reinan. Letizia ya era una seguidora habitual de los cosméticos de Fridda Dorsch, especialmente del champú orgánico, y ahora le ha transmitido esta pasión a su marido. ¿El producto que más les gusta? El aceite de árbol de té, libre de tóxicos y que les proporciona brillo en el pelo y evita que les salga acné. De hecho, en su última visita a los Estados Unidos, el rey compró en el San Antonio Museum of Art un roll de este aceite, de 25 euros, de la marca The Lab Room.
Lo otro que no falta en el baño real son las mascarillas faciales exfoliantes que les hidratan la cara y evitan -muchas veces sin éxito- tener aspecto de agotados. Otra de las compras habituales de los monarcas es la facial scrubbing mask, una mascarilla exfoliante que cuesta 40 euros, de textura balsámica con un contenido de aceites esenciales de neroli, pomelo o limón que suaviza las arrugas de la piel y desintoxica. Según la publicación, los reyes la deben utilizar para evitar las irritaciones después de las depilaciones o los afeitados, y porque además es perfecta para las picaduras de mosquitos. Quizás a quién le haría falta una mascarilla facial de estas es a la ciudadanía. Para evitar las irritaciones que provoca esta monarquía.