A estas alturas, quién sabe dónde están la reina Letizia y sus hijas. Las vacaciones continúan para la familia real, a la espera de saber si Felipe también ha viajado con ellas a un lugar desconocido o ahora sí, ha decidido hacer ver que tiene trabajo y quedarse en Madrid mientras la situación política del país continúa en un intríngulis. Jaime Peñafiel considera que el show de los reyes en Palma y las exposiciones públicas este verano han sido una falta de respeto. Pero especialmente la reina ha puesto en marcha un ejercicio descarado de limpiado de imagen y se ha querido mostrar más encantada que nunca con ses illes y con unas vacaciones que siempre han sido una piedra en el zapato, teniendo que coincidir en el pasado con la suegra y el resto de la familia.

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"Sabe que da un poco igual lo que haga, le va a caer por todas partes. Es verdad que intenta moderarse, ella es mucho más espontánea y natural, pero es que ya le da hasta miedo, cosa que no me extraña… Lleva un año y pico cuidando todavía más las cosas que dice y hace". El diario El Español dibuja a una monarca temerosa de resbalar en presencia de su marido y ser inapropiada, según fuentes de una amiga íntima de la reina. El historial no la ayuda, y su carácter tampoco, porque tal como recuerda el citado medio, en boca de una persona próxima a Letizia, "ella es así, no va a cambiar por mucho que los medios se empeñen o sea su propio marido, el Rey, el que pretenda que sea de otra manera”.

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Para ilustrar que "Felipe es el que la suele poner en su sitio cuando esa naturalidad de la Reina se ve demasiado suelta", recuerdan algunos momentos tensos entre el matrimonio, con algunas jugosas revelaciones. Por ejemplo, cuándo hace unos días, en una recepción en Zarzuela, el rey abroncó a su mujer por quedarse hablando en la puerta de la habitación y no ir rápido a su lado. "Cuando terminó la audiencia tuvieron una buena discusión porque según ella le había echado la bronca delante de todo el mundo. Ella decía que había sido un pequeño error y que si él no hubiera dicho nada, nadie se hubiera dado cuenta"

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El teléfono móvil de la reina también le ha provocado algún disgusto. En una visita de Estado a México, durante una cena con el presidente Peña Nieto y su mujer, y mientras este pronunciaba un discurso, "la Reina española sacó por debajo de la mesa el teléfono y empezó a chatear con alguien. Fue entonces, cuando su marido, que se percató, le pidió que lo guardara en el bolso". O lo que pasó en una visita institucional en Asturias, cuando los monarcas llegaron a una iglesia y un grupo de niñas habían preparado una representación de bailes de la zona. Pero Letizia estaba bromeando con unos amigos. "En un momento, el Rey se cansó, y delante de todo el mundo, le pidió que se estuviera quieta y mostrase un poco de respeto"