Dicen que entre cielo y tierra no hay nada oculto, y eso es totalmente cierto, dado que la verdad siempre encuentra la manera de salir a la luz, incluso en las familias reales. En un sorprendente giro de los acontecimientos, el rey Guillermo de Holanda, marido de la reina Máxima, abrió las puertas a los oscuros pasajes de su árbol genealógico cuando permitió al historiador Flip Maarschalkerweerd acceder a los documentos privados de la familia real, exponiendo así el turbio pasado nazi de su propio abuelo, el príncipe consorte Bernardo.

En contraste con el Reino Unido, donde los documentos privados de la monarquía son cuidadosamente seleccionados por el mayordomo principal de la fallecida reina Isabel II antes de ser archivados o sellados, en Países Bajos nadie hizo una criba de los papeles privados del príncipe Bernardo de Lippe-Biesterfeld, quien falleció en 2004. Esta falta de escrutinio permitió que su afiliación al régimen nazi saliera a la luz, a pesar de sus negaciones durante décadas de cualquier relación con Adolf Hitler.

El príncipe Bernardo y su afiliación al régimen nazi

El príncipe Bernardo había negado vehementemente cualquier relación con Adolf Hitler y el partido nazi a lo largo de su vida. Incluso juró sobre la Biblia que nunca fue nazi. Sin embargo, los documentos revelados por Maarschalkerweerd pintan una imagen muy diferente y lo muestran como un infiltrado del nazismo en los Países Bajos. De hecho, la pertenencia de Bernardo al régimen nazi se confirmó de manera irrefutable al encontrar su carné de nazi. Lo mismo ocurrió con Claus-Georg von Amsberg, esposo de la reina Beatriz, cuya pertenencia al régimen nazi quedó de manifiesto de inmediato. Estos hallazgos arrojan una sombra ominosa sobre el legado y la influencia en la familia real holandesa de los dos últimos consortes que han ocupado el trono, ya que ambos estaban relacionados con el filofascismo.

En realidad, es sorprendente cómo en muchas familias reales europeas se puede encontrar al menos un miembro con conexiones nazis, lo que demuestra la atracción que el ideal de un "nuevo mundo ario" propuesto por Adolf Hitler tenía, no solo entre el público en general, sino también entre las élites. Siempre, por supuesto, estas vinculaciones, inclinaciones o admiraciones por el partido nazi se han ocultado o negado, pero tarde o temprano han salido a la luz.

Conexiones nazis en las familias reales europeas

En el caso de la Familia Real británica, los miembros que mostraron afinidad hacia la ideología fascista más notables fueron Eduardo VIII y Wallis Simpson. Ambos consideraron la posibilidad de reclamar el trono con el respaldo del régimen nazi en un Reino Unido bajo el control del Tercer Reich. En contraste, Felipe de Edimburgo fue el único miembro de la Casa Windsor que admitió cierta conexión con el régimen nazi, dado que todas sus hermanas contrajeron matrimonio con líderes del régimen nazi, y la menor de ellas, Sofía, nombró a su hijo mayor Adolf en honor a Hitler.

En cuanto a la familia real danesa, Helena de Schleswig-Holstein conspiró contra su cuñado, el rey Christian X, en un intento por facilitar el ascenso de Hitler al poder. Las familias reales de Grecia y España también están relacionadas con el nazismo gracias a la reina Federica, madre de la reina Sofía, quien en su juventud se sintió atraída por los discursos de Hitler y se unió a la Bund Deutscher Mädel, la sección femenina de las juventudes hitlerianas.