El rey Juan Carlos continúa con su agenda inamovible truene, relampaguee o caigan chuzos de punta en el país, sea en el sentido literal o metafórico. Después de tener que ir de mala gana al cumpleaños de su mujer Sofía y encontrarse allí con su "querida" nuera Letizia, JC ha vuelto a la normalidad yendo de festín en festín y disfrutando de la gastronomía del país. ¿La última parada? Un 'txoco' de la ciudad gallega de Vigo donde se puso las botas de marisco y de Albariño acompañado de su hija y fiel escudera Elena y algún regatista amigo del "Bribón" por excelencia del mar... y de las cenas.
Según informa El faro de Vigo, el rey emérito ha ido a cenar con los miembros de la Asociación Amigos de la Buena Mesa, que se reúnen de manera habitual para sus encuentros gastronómicos. No es la primera visita que el monarca hace al establecimiento, un lugar de reunión habitual donde Juan Carlos se dejó ir con el resto de comensales... y con algunos amigos de la noche que estaban de fiesta al lado del local donde cenaba el rey. Éste está al lado de una conocidísima cervecería de la ciudad gallega, "La Juakina", en la que se reunieron los habituales feligreses de un fin de semana por la noche.
A la salida de la comida real, Juan Carlos se encontró cara a cara con algunas de estas personas que hicieron buen uso de la cerveza de tan emblemático local. Y por un momento, el rey emérito se volvió a sentir alguien querido, a juzgar por las exclamaciones que le dedicaron. Exceptuando un grito de "¡Viva la República!", todo fueron elogios etílicos hacia el padre de Felipe. Unos elogios que sonaban a los que se dicen en mitad de una noche de fiesta a las tantas de la madrugada después de haberse puesto fino en "La Juakina", "El Juancarlitros" o cualquier bar nocturno. Gritos como: "El rrrrrrrey" (con muchas "r"), "¿Puedo darte un besiño?", "¡Viva España y viva el rey!", "¡Viva la buena geeente!", "¿Qué tal el centollo?", "¡Galicia Calidade, Juanca!", "¿Y Elenita?" o "¡A tope sin drogas!" mezclados con risas enturbiadas por el alcohol. Incluso, hubo quien utilizó un adjetivo que siempre se ha asociado al rey, "que campechano que es" cuando una fan le preguntó interesada cómo es que había ido a parar a Vigo y el rey respondió: "Caminando" con una sonrisa socarrona.
Un encuentro que ha provocado el escarnio de algunos usuarios de la red:
Críticas que probablemente no afecten nada a un Juan Carlos que ya estará pensando en el siguiente festín.