El rey Juan Carlos es una mezcla de Mr. Potato y el torero Juan José Padilla. Cada vez que reaparece en un acto público tiene una muleta de más, un ojo a la virulé, una tirita después de una herida o lo han operado de alguna fractura. En la pasada feria de San Isidro ya lo vimos con un ojo morado después de una fuerte contusión.

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El emérito es como aquel retrato de Dorian Grey. Es como si cada crítica hacia la monarquía se viera reflejada en su rostro. Hacía días que no se le veía el pelo. Y ahora ha reaparecido viendo jugar a tenis a su amigo Rafa Nadal en Londres. Pero no parecía un Borbón, sino la reencarnación de Al Pacino en Scarface. Una gran cicatriz presidiendo la frente real de JC ha llamado la atención más que lo que pasaba en la pista. Según El Español, es fruto de un guantazo que el monarca se ha dado mientras paseaba. Contra la rama de un árbol.

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Un gran corte de muchos centímetros que ha necesitado de muchos puntos de sutura. Y una tonalidad anaranjada. No, no es la pena por el fracaso de Cs que supura de la herida del rey. Eran unas gotitas de betadine que no han evitado la inflamación en la frente de Juan Carlos. Una herida que se hizo hace unas semanas y que ya lucía cuando exhumaron a Franco, aunque no se le veía tanto como ahora. El medio también incide en una evidente pérdida de peso del Borbón, con las mejillas "más hundidas y el rostro mucho más fino que en septiembre, cuando acudió a la regata que lleva su número en Sanxenxo". Vete a saber qué estaría haciendo Juan Carlos para no ver una gran rama delante suyo capaz de haberle provocado una herida como esta.