Que la monarquía española, en general, nunca ha dado ejemplo, más bien lo contrario, y que Juan Carlos en particular es quien más ha demostrado tener unos borbones que se los pisa, ha quedado probado decenas de veces los últimos tiempos. El último mes, sin embargo, todavía se han visto más las miserias. De Felipe, aprovechando la crisis del coronavirus para salir a hacerse la víctima y repudiando de su padre, y también por tardar muchísimo en dar la cara y dirigir un mensaje a la ciudadanía. Una ciudadanía que le reclama que el dinero fraudulento en Suiza se destine a sanidad en esta crisis. Pero Felipe, tocando el violín.
Y miserias las de Juan Carlos, escondiendo la cabeza como un avestruz desde que se han sabido sus escándalos en cuentas suizas. JC vive temeroso la crisis por el coronavirus por ser paciente de riesgo. ¿Pero dónde estaba el emérito justo cuando estalló la crisis sanitaria? A lo suyo. De caza.
La semana del 9 al 13 de marzo fue de las más duras de la historia reciente española. Con la certeza de que se nos venía encima la pandemia, con Madrid que cerraba escuelas y con muchos trabajadores en casa. El día 14, estado de alarma. Y un día después, Felipe cargando contra su padre. Explica Vanitatis que curiosamente, sin embargo, mientras todo el país estaba nervioso por las informaciones que llegaban, "Quien no estaba pendiente de la información fue el Rey emérito. ¿Dónde estaba Juan Carlos I?". Explican que antes de confinarse en Zarzuela, "se desquitó. El viernes 13, acompañado por algunos familiares y amigos, se fue de caza a Aranjuez, disparando perdices y otras aves".
Era consciente de todo lo que pasaba. Pero él, a la suya. Escopeta en mano, y yendo de caza, Juan Carlos tuvo la barra y la hipocresía de comentar a sus acompañantes de cacería aquel día, que "los miembros de la familia del rey Felipe VI debían dar ejemplo esos días porque se iba a poner el foco sobre ellos. Y hasta les dijo que había pedido a su hija Elena, que le acompañaba en la jornada, que no saliera tanto como había estado haciendo esa semana, que no era bueno para la imagen de la Casa". Las apariencias, como siempre. Pero él bien que iba cazando pájaros. Vivieron felices y comieron perdices... Pero como sigan demostrando este poco tacto con la sociedad, el final del cuento puede cambiar de cara a los Borbones.