El rey Juan Carlos y la infanta Elena son los dos miembros de la monarquía española que dan apoyo a la tauromaquia de la forma más desacomplejada. Padre e hija han ido incontables veces juntos a los toros y esta semana, por las fiestas de San Isidro en Madrid, no han perdido la ocasión de hacer una visita a Las Ventas.
Los Borbones, espectadores de lujo de la corrida de Roca Rey. Pero la tarde de toros fue accidentada, tal y como explica Jaime Peñafiel hoy en su columna de El Mundo. El cronista real por excelencia ha revelado una anécdota que le ha explicado su compañero Jorge Bustos, director de opinión del diario: “Observó que la Infanta se descalzaba una alpargata para pegar la suela con un tubo de pegamento”. A la hija mayor de Juan Carlos I se le rompió el zapato y necesitaba arreglarlo para no ir descalza.
Pero por la cabeza de Peñafiel ronda una duda: “Me hubiera gustado que mi compañero le preguntara a Elena de dónde y cómo llegó a sus manos, sin moverse de la barrera, la solución para la alpargata”. El periodista tiene clara la respuesta y deja constancia de ella con su pluma afilada: “No creo que en las plazas de toros sea fácil hacerse con un tubo de pegamento Y Medio y más difícil que lo lleve consigo. Aunque yo conozco a uno que siempre lo lleva en el bolsillo para fijarse la dentadura por si surgiera una emergencia”. ¿Jaime Peñafiel insinua que Juan Carlos lleva dentadura postiza? ¿Podría ser que fuera él quién le dio una barra de enganchar a su hija, que se sentaba a su lado, para que arreglara el problema del zapato?
Juan Carlos, humillado por Peñafiel en El Mundo, que intenta borrarle la sonrisa de la cara un sábado de buena mañana.