España es uno de los países más esperpénticos, sino el que más, a la hora de perpetrar ridículas genuflexiones a todas horas cuando pasa la familia real. Un país donde mucha gente tiene las palabras ¡Viva el Rey! en la boca y que gritan a los cuatro vientos a la mínima que pueden. El servilismo es especialmente grotesco en la aristocracia.
La revista Vanity Fair acaba de poner en marcha un curioso ejercicio de monarquismo contactando con diferentes personalidades, amigos y familiares del rey Juan Carlos para que les expliquen anécdotas desconocidas del emérito y que los españoles estén orgullosos de su rey campechano. "¿Fue un buen rey? ¿Cómo pasará a la historia?", han preguntado a, entre otros, el sobrino del Borbón, el príncipe Pablo de Grecia, la artista y mecenas Mayte Spínola y el exalto comisionado de la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros. Y lo que han dicho los tres, friega el esperpento con la obsesión enfermiza de dibujar a los Borbones como los salvadores de la patria. El príncipe griego, dibujando a su primo Felipe como un pobre mártir: “Desde que Felipe se convirtió en rey no ha tenido ni un solo día tranquilo. Se pasa la vida apagando fuegos que no ha generado él. Le tienen que dejar demostrar su capacidad para ser un gran rey para su país”.
Y Carlos Espinosa de los Monteros, marqués de Valtierra, empresario, abogado y padre del político ultra de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, recordando una anécdota que quizás para los que son más monárquicos que el monarca les hace una gracia tremebunda, pero que no deja de ser una nueva muestra de como de ridículo puede llegar a ser alguien como Juan Carlos que siempre se ha creído muy gracioso y ocurrente. Explica Espinosa de los Monteros de dónde le viene esta devoción borbónica: "Conocí a don Juan Carlos en 1952. Mi madre me llevó con unos pocos monárquicos al Instituto San Isidro de Madrid. El príncipe salía de su examen de reválida. Gritábamos ‘¡Viva el Rey!’ en pleno franquismo”.
El marqués también revela qué pasó un día que su gran amigo Juancar lo llamó a su casa: “Mi mujer, apurada, me dijo un día: ‘¡Te llama el rey!’. Pensé que era una broma y le respondí: ‘Dile que estoy en la ducha y no me puedo poner’". Pero quien llamaba era realmente el emérito, y al insistir la mujer que era verdad, el hombre salió de la ducha todavía empapado y se disculpó (que ya tiene narices tener que disculparse de que te estás duchando). ¿Qué le dijo Juan Carlos como respuesta? "No te preocupes. Ducharse es muy bueno y sano. Si hace falta, el rey espera’, me contestó”... Gracias majestad por tu sabiduría, sólo le faltaba decir. Juan Carlos en modo 'Mr.Wonderful' después de un atracón de galletitas chinas de aquellas con un mensaje dentro... Ducharse es muy bueno y sano. Menos mal que nos lo dice él, sinó, seguro que todos los ciudadanos iríamos como cerdos por la vida. Quizás ducharse es muy bueno y muy sano y él lo hace a menudo... Pero lo que no limpia por muchas duchas que se haga es su moralidad.