El rey Juan Carlos tiene amantes repartidas por todas partes. El rey Juan Carlos sale en unas conversaciones de una de estas amantes, Corinna, como supuesto blanqueador de patrimonio poniéndolo a nombre de terceras personas en cuentas en Suiza. El rey Juan Carlos tuvo que decir "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir" después de cazar elefantes en Bostwana. Pero eso sí, el rey Juan Carlos se vanagloria de una calidad que no tienen ni su mujer ni su hijo. Como diría el exministro Trillo, "manda huevos".
Juan Carlos no tiene ningún problema en hacer ver que está recuperándose de una lesión y que necesita reposo, y por eso no va a Palma con su familia a hacerse la foto del posado real del verano. Pero al mismo tiempo, se va a cenar con una amiga íntima, Alicia Koplowitz, y otras amistades, y a hacerse confidencias con ella en un restaurante de Torrelodones. Hipocresía, esconder la basura bajo la alfombra, ir de caza, tener amantes... Todo eso es pecatta minuta para su majestad comparado con una característica que le irrita soberanamente, y nunca mejor dicho, de Sofía y de Felipe.
Ha sido Jaime Peñafiel quien en su artículo de este sábado en El Mundo lo explica, a raíz de "la falta de respeto y la descortesía del presidente de la Republica francesa, Emmanuel Macron, y del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, hacia el Jefe del Estado, llegando, no los cinco minutos aceptados protocolariamente, sino una hora y 15 minutos más tarde de la hora fijada para la cena oficial en el Palacio Real".
Peñafiel recuerda que uno de los caballos de batalla del rey emérito es el sentido de la puntualidad, cosa que le falta tanto a Sofía como a Felipe. "La puntualidad es de obligado cumplimiento para Don Juan Carlos, que siempre ha tenido obsesión, casi enfermiza. Nada le desagrada más que llegar tarde a un acto oficial o reunión privada". Pero en casa de herrero, cuchara de palo. Y Juan Carlos se las ha tenido, y muy grandes, con su mujer, por esta cuestión. Muchas de las grandes peleas del matrimonio han llegado por la impuntualidad de la reina.
Incluso, Sofía se mostró cínica con él un día que tenían que ir a un oficio religioso en Zarzuela en memoria del Conde de Barcelona. Juan Carlos le rogó que "por un día, no te retrases". ¿Qué hizo ella? "Media hora antes se presentó en el despacho de Juan Carlos y le dijo: 'Juanito, yo ya estoy'". El rey todavía se pellizca. Peñafiel le atribuye este hábito también a Felipe. Por eso, le critica duramente que después del retraso de Macron y Sánchez, él bajara los 72 peldaños de la escalera del Palacio Real para recibirles en el zaguán: "Es inexplicable. Tal cosa no lo había hecho nunca el Rey Juan Carlos. Con este gesto que ni Macron ni Sánchez se merecían, Felipe me pareció menos Rey".
Sin embargo, de casta le viene al galgo, ya que el periodista destaca que la puntualidad tampoco es uno de los fuertes del actual monarca, como demostraron Felipe y Letizia durante una visita oficial a los Estados Unidos en el 2013: "¿Por culpa de ella? ¿Por culpa de él? De quien fuere, demostraron una total e imperdonable falta de respeto y cortesía hacia sus anfitriones. Llegaron a una cena de gala con una centena de invitados no cinco, ni 10, ni 20, ni 30 minutos tarde, sino... una hora. Tal retraso no se le permite ni a un Rey que tiene la obligación de hacer honor a la puntualidad". En contrapartida, Peñafiel indica que en el reino Unido todavía recuerdan cuándo la reina Isabel llegó "¡cinco minutos tarde!" al bautizo de su primero nieto. Pero ya se sabe que Spain is different.