Desde que estalló el caso Nóos, hay una consigna en los pasillos de la Zarzuela: alejar cuanto más mejor a la infanta Cristina de la familia real. Ver a Iñaki Urdangarin en Brieva fue la gota que hizo colmar el vaso de la paciencia de Letizia. Si a eso le sumamos los escándalos protagonizados por su suegro, el rey emérito Juan Carlos, tendremos como resultado que la reina no quiera saber nada ni del uno ni de la otra.
Ya se los tuvo que comer en la foto de homenaje por los 80 años de la reina Sofía, en las escaleras de la puerta principal de la vivienda real, pero bien alejada de su cuñada y de su suegro, situados convenientemente a la derecha de la foto y ella a la izquierda. Pero han sido contadas las ocasiones en que el núcleo duro de la Familia Real se ha dejado ver públicamente con la infanta Cristina desde que su nombre apareciera en los documentos de Nóos.
Letizia no soporta a Cristina. Felipe no dice ni mu. ¿I Juan Carlos? Los últimos tiempos siempre que se le ha visto en algún festín, comida, corrida de toros o similar, lo ha hecho del brazo de su hija mayor Elena. Pero Fernando Alonso ha conseguido que JC vuelva a contar con Cristina como muleta, para disgusto de la reina Letizia.
El Gran Premio de Abu Dhabi, la última carrera del piloto asturiano en la Fórmula 1, ha servido para que el rey emérito y su hija se dejaran ver por el Box de McLaren para desearle suerte. Si esta semana se vio una foto de Juan Carlos durante el control antidopping de Sergio Ramos en la final de la Champions de hace dos años, ahora ha ido a abrazar a otro madridista que ni el dopping podría hacer que ganara una carrera.
Cristina vuelve a enseñar la patita entre olor de gasolina. Veremos cómo le sentará a Letizia que vuelva a tener protagonismo en el día a día de los Borbones.