A Juan Carlos, el verano, le prueba. ¿El de Palma? No, el de Finlandia. Allí está alejado de su mujer Sofía, que por mucho que algunos medios se empeñen en decir que el matrimonio pasa por una reconciliación, una especie de segunda juventud, la realidad es que "Las habitaciones de los reyes en Marivent están tan separadas como en Zarzuela. En privado siguen sin mantener ningún contacto, se hablan a través de sus secretarías, y en público apenas se miran", según explicaba la periodista Pilar Eyre en Lecturas. Sólo faltaba que se añadiera a la fiesta mallorquina su nuera. Fue oír los motores del avión que transportaba a Letizia y huir por piernas hacia el país escandinavo. Por piernas o por velas.
¿Qué hace allí? La justificación para no estar con su familia en el verano balear es un campeonato de vela que se celebra en Finlandia. No hace mucho, el monarca ya viajó hasta Loviisa, al sur del país, para hacerse con un velero de época construido en 1929. Ahora se encuentra en Hanko para acompañar al 'Bribón 500' y tratar de reeditar el título conseguido hace dos años. No ha ido solo. Lo acompaña la tripulación y su hija, la infanta Elena. No es la única mujer del grupo. En el séquito hay otras. Quién sabe si alguna de ellas sea su amiga especial Marta Gaya, a quién no han visto por Mallorca y con quién ha coincidido a menudo por estas fechas.
La presencia del Borbón en aguas finlandesas no ha provocado ningún Bienvenido Mr. Marshall. Los habitantes de aquel país no han ido masivamente al puerto a ver al rey emérito español, ellos que son republicanos. Explica Eyre en Lecturas que "casi de incógnito, porque en un país muy igualitario, sin reyes ni ricos, no ha despertado especial interés particular". Sin pena ni gloria, pero JC se está divirtiendo y pasándoselo en grande lejos de los focos de la prensa española. El campeonato lo patrocina una de las marcas de cerveza más importantes, por lo cual las 'party' cerveceras post regatas están a la orden del día: "¡Juerga diaria asegurada!", señalan en la prensa finlandesa. Cada tarde, cuando llegan los barcos, hay alguna y después, "múltiples actividades nocturnas, desde fiestas de sauna a natación y sushi". El rey, sin embargo, según explican medios locales, prefiere retirarse a cenar tranquilamente con unos amigos y evitar tentaciones.
Por cierto, la entrega de premios tendrá lugar el día 9 con el tradicional rito de lanzar a los ganadores en el agua. Si gana el Bribón y tiran al Borbón al mar, nueva operación de caderas al canto... Quizás sería la excusa perfecta para el emérito para no tener que reunirse el día 10 con su familia.