Sé que para algunos será difícil de creer, pero la familia real no es tan diferente del resto de familias, dejando de lado (y es mucho dejar) patrimonios y propiedades. Por la sangre de los Borbones quizás corre sangre azul, pero también sangre caliente, y no hay que ir demasiado lejos en las generaciones del actual rey Felipe. Se han escrito ríos de tinta y se han llenado horas de televisión con las supuestas aventuras extra maritales de Juan Carlos. Su mujer, la reina Sofía, no se queda atrás y se la relaciona con Alfonso Díez, el ex de la Duquesa de Alba.

Pero de quien les hablamos ahora es del abuelo de Juan Carlos, bisabuelo de Felipe. ¿Saben de aquella frase "de casta le viene al galgo"? Pues eso. Quien nos ha puesto al día de la sexualidad del monarca en cuestión, Alfonso XIII, ha sido una vez más Pilar Eyre, que hace unos días destapaba que la infanta no se divorciaba de Urdangarín por su vigor sexual.

Sabido es también el vigor sexual que tenía Alfonso XIII, pero la cronista ahora ha añadido, como quien no quiere la cosa, más detalles de este miembro de la familia real, y nunca mejor dicho, y su 'intensa' actividad. Lo ha hecho en las páginas de Lecturas, hablando de su novela "Carmen, la rebelde", y de esta actriz, Carmen Moragas, que fue amante de Alfonso XIII. "Me pregunto cómo pudo estar ocho años con un hombre mujeriego y superficial a quien no le duraban las mujeres más de un mes", dice Eyre en la revista.

Ella misma da la respuesta a medida que avanza la entrevista. El bisabuelo de Felipe, entre amante y amante, se dedicaba a producir películas eróticas. Bien, las encargaba a los hermanos Baños que se las produjeran sólo para él. Dos pioneros de la industria 'de entretenimiento' de principios del siglo XX, con títulos tan sugerentes como El ministro, Consultorio de señoras o la más transgresora, El confesor, ya se pueden imaginar los motivos...

¿Por qué hacía eso Alfonso XIII? Para encontrar alicientes a su 'aburrida' vida. En resumen, para que su corona fuera lo bastante monárquica después de estar con tantas mujeres. Pero no sólo eso, también le daba a los cigarrillos de la risa:  "El rey tenía una sexualidad cansada, después de haber estado con muchas mujeres. Estaba de vuelta de todo. Carmen tenía que hacer esfuerzos para estimularlo. Veían películas pornográficas, fumaban hachís..."... Vaya, como si hablara de un estudiante de informática. La única diferencia es que no las miraba encerrado en el baño y sí en una sala privada del Palacio Real.

Pero claro está, el cine que quería hacer su amante no era exactamente éste. Ella era más del Teatro Real y de Lope de Vega que de Lope de Verga. Por lo tanto, el abuelo de Juan Carlos siguió casado, fumando porros y mirando porno. Se desconoce si aquellas películas continúan en la hemeroteca del Palacio Real.