Felipe y Letizia, el próximo 22 de mayo, hará 15 años que se casaron. Ha llovido mucho desde aquel lejano "Sí, quiero" que se dieron el 22 de mayo del 2004 en la Catedral de la Almudena de Madrid. Ya no son príncipes de Asturias, ahora son reyes, tienen dos hijas, Letizia ha evidenciado que no se soporta con la madre de su marido y un largo etcétera de paripés que han proliferado especialmente los últimos años, desde que son los monarcas españoles.
Pero desde Casa Real están empeñados en hacer creer a la ciudadanía que los reyes ahora están viviendo una segunda luna de miel. Ni él ni ella tienen previsto ningún acto para el día que cumplan 15 años casados. Veremos como lo celebra el matrimonio y si hacen algún plan especial. Pero por mucho que nos quieran vender la moto, su relación ha sufrido más de un revés y ya veremos en qué deriva la cosa los próximos años. Un matrimonio lleno de altibajos, muchos de los cuales han trascendido públicamente, pero muchos otros que han quedado escondidos bajo la alfombra.
Explica el diario El Mundo que como mínimo, han tenido una crisis seria que hizo temer seriamente que el matrimonio se pudiera romper antes de tiempo. Pero las monarquías están acostumbradas a mirar hacia otro lado. Lo han hecho Juan Carlos y Sofía y lo hacen los políticos, temerosos de hacer frente al complicado momento que se viviría derivado de un divorcio del jefe del Estado y su mujer. Los días de vinos y rosas para la pareja, con motivo de los nacimientos de Leonor y Sofía, fueron languideciendo. El amor se fue marchitando. Llegó el día que Letizia ya no quería disimular más.
"Es de sobra conocido que la actual Reina tiene nula sintonía con el grueso del grupo de amistades que Don Felipe conserva desde joven", explica el citado medio, cosa que explicaría que poco a poco el rey se haya distanciado de personas muy próximas a él como su primo Pablo de Grecia. Tampoco sorprende que de un tiempo a esta parte, la reina no haya hecho ningún esfuerzo en ocultar sus enojos a pesar de tener el foco mediático encima de su cabeza. Por ejemplo, en junio del 2015, durante el Fórum Impulsa de la Fundación Princesa de Girona.
Pero explica el diario que "uno de los episodios bochornosos más recordados se produjo en 2011, durante una recepción en el Ayuntamiento de A Coruña". El entonces príncipe heredero estaba charlando animadamente con los asistentes cuando su mujer le lanzó: "Si te paras con cualquiera no vamos a acabar nunca". El consejero de Festejos, interlocutor en aquel momento de Felipe, "se sintió humillado". Y todavía faltaba el 2013. El año en que ya había estallado el caso Nóos, el resbalón del emérito con los elefantes, el affaire Corinna destapado y un largo etcétera. La Corona se tambaleaba.
Y en marzo de aquel año, en Roma, en un acto en la embajada, Felipe hablaba con prelados de la Conferencia Episcopal. Letizia se le acerca y le suelta un seco: "Me han dicho que esto se acaba ya, que nos echan, nos vamos ya". Los asistentes presentes cerca de la Santa Sede casi se santiguan. Un feo que costó rehacer y que poco a poco intentan disimular.