Hace unos meses, el pasado mes de marzo, asistimos a una de aquellas Letiziadas marca de la casa donde la reina no se corta un pelo a la hora de dejar a su maridito Felipe en evidencia a ojos de todo el mundo. La asturiana, ella que lo tiene todo bajo control, ella que no se muerde la lengua y se le ve en la cara cuándo una cosa de su alrededor chirría o no le gusta, corrigió al rey a ojos de un auditorio lleno, por un error de protocolo que había cometido el monarca en un acto institucional. De los creadores de Déjame hablar, llegaba Déjame hacer a mí, que tú no te enteras de cómo va el protocolo. Pasó en la ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2022 en Alicante. La reina y su marido, en medio del escenario, con otras autoridades, y repartiendo galardones a los premiados. En un momento determinado, le llegó el turno a la monarca de entregar un galardón. ¿Y qué hizo el Borbón? O confundirse o no saberse el protocolo. Empanado, se pensaba que le tocaba a él. Pero su mujer le dejó claro que no y lo corrigió en público, señalándole con firmeza su propio pecho, reclamando que le tocaba a ella:
Pero ahora, vaya, vayita, la reina ha quedado también en evidencia. Ella que es Doña Perfecta, ella que parece que se haya empollado el protocolo de Zarzuela como si fuera una estudiante de Medicina con el Vademécum, por un día, pareció igual que el resto de los humanos, o lo que es lo mismo, igual de empanada que su marido, que ya se sabe que en estas cosas protocolarias a menudo está en la parra y no sabe exactamente de qué va la cosa. Y este martes, más de 200 personas vieron y vivieron un momento. Inauguración de la Galería de las Colecciones Reales en Madrid. Después de los saludos protocolarios, Felipe y Letizia se hacen fotos con las autoridades, con presencia de Pedro Sánchez, Meritxell Batet, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, la exvicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Después, todos hacia el auditorio, sentados en sus lugares, esperando la entrada triunfal de los monarcas.
Todos los palmeros impacientes y expectantes, como es habitual en estos casos. Todos esperando la llegada de Felipe y Letizia, que entraron por la puerta para dirigirse al interior de la sala, en el centro. Y empiezan a caminar por el pasillo central, el del medio... Craso error. La persona que los acompañaba les dice que no, que por allí no van bien, y les hace retroceder porque se habían confundido de pasillo, ya que tenían que entrar por el de la izquierda. ¿Por qué? Porque como podía ver todo el mundo, la colocación de las sillas no permitía el acceso por el medio, ya que a diferencia del resto de hileras, tal y como informa El confidencial digital, las dos primeras, donde tenían que ir los reyes, estaban seguidas, no dejaban espacio central, y además, las sillas no podían separarse porque estaban enganchadas las unas con las otras, no podían moverse para abrir paso a los reyes. Al ver que se iban a meter en un callejón sin salida, y antes de ver el ridículo todavía mayor de que se hubieran quedado plantados en medio, como dos pasmarotes, sin poder pasar ni sentarse, la reina soltó un explícito "Perdón".
Hay que entenderles, pobrecitos, tienen tanto trabajo y van tan estresados... Está claro que necesitan vacaciones.