Juan Carlos I se encuentra en el exilio, algo que jamás imaginó que sucedería, y menos con su intachable carrera como Rey de España en los primeros años. Sin embargo, sus últimas polémicas echaron por tierra su imagen y casi la corona. Su propio hijo es quién tomó la decisión de exiliarlo, por supuesto, asesorado por Letizia, quien urdió su venganza. En el último año, el emérito ha mostrado su máxima preocupación y sus deseos de volver a España. Cada vez es más mayor y su salud es más delicada, por este motivo le gustaría estar al lado de los suyos. En el último año ha asistido al funeral de Constantino de Grecia y la reina Isabel II. Sabe que su final está cada vez más cerca y no querría morir fuera de su país y su familia. Sería una deshonra para Casa Real española. De momento no hay fecha de vuelta.
En los últimos años, al emérito se le ha operado del corazón y la cadera, entre otras intervenciones delicadas. En más de una ocasión ha sufrido fuertes caídas. Pero hay cosas que no se saben y es que él las intenta esconder porque no quiere que se le vea mayor. De hecho, para ir más cómodo necesitaría hacer uso de una silla de ruedas, pero no le hace gracia que se le vea postrado en una de ellas. Por ello, utiliza la ayuda de un bastón y sus guardaespaldas. Su movilidad es reducida.
Juan Carlos I usa audífonos
Su audición también está dañada. Con el paso de los años es normal perder audición. Desde hace unos años se sabe que el rey usa audífonos, pero no había una prueba física de ello para poderlo contrastar. Casa Real nunca confirma ningún rumor.
La pérdida auditiva podría deberse a su edad ya que en la actualidad tiene 85 años y casi el 50% de las personas mayores de 75 años sufre pérdida de audición o presbiacusia. La presbiacusia es la pérdida progresiva de la capacidad de oír y la causa más común es el envejecimiento del oído interno.
Sin embargo, tal y como reveló un artículo de El Mundo, la edad no es el principal síntoma de la pérdida de audición en Juan Carlos I, sino la práctica habitual de la caza. El monarca es un amante de la caza. De hecho, esta es una de sus tantas polémicas.
Según la OMS, el impacto del ruido de un disparo sobre el oído puede acarrear la pérdida de audición. La práctica de la caza provoca que, tanto la persona que dispara su arma, como la que está cerca de la misma, estén expuestas a un ruido que puede alcanzar los 150 decibelios mientras que el límite aconsejable para evitar daños en los oídos es de 85 decibelios. Juan Carlos estaba expuesto de forma regular a los disparos, y como ya se había acostumbrado a ellos no notaba nada extraño. Por este motivo, es importante usar una protección para los oídos.