Bárbara Rey se está convirtiendo en un personaje de pacotilla para la prensa rosa afín a la monarquía. Una manera de desviar la atención, un chivo expiatorio, la "tonta útil" del caso Juan Carlos. Por mucho que se esfuerce Telecinco en convertir el escándalo monárquico en un "caso Bárbara Rey", en realidad es el caso Juan Carlos. Los cuernos son muy llamativos pero el verdadero asco es el del jefe del Estado utilizando toda su influencia en beneficio propio, para hacerse multimillonario, para esconder las pistas y para hacer pagar sobornos con dinero público. Antena 3 hizo una serie blanqueadora del asunto, Cristo y Rey y tuvieron a la vedette en nómina, mientras Telecinco tira de la otra cuerda, la del hijo de Bárbara Ángel Jr. Y ahora Ana Rosa Quintana hurga en una amiga del difunto domador Ángel Cristo para explicar intimidades de la pareja, no la del domador y la vedette sino la del rey y la vedette.
Se llama María Luisa y conserva a su poder las memorias del domador, que dice que nunca se publicarán, y no explica cómo el rey y la vedette se seguían viendo cuando Bárbara estaba todavía casada con el adiestrador de leones y la venía a buscar al circo el coche oficial y chófer, o el mismo rey conduciendo una moto: "Hubo una relación a tres entre Juan Carlos, Bárbara Rey y Ángel Cristo. Mientras la vedette estaba casada y vivía con Ángel, el rey emérito todavía la frecuentaba. Está todo en las memorias y mucho más. Según Ángel sí y según compañeros del circo que trabajaban con él también porque lo veían. Yo no lo digo. Venían coches oficiales al circo y se la llevaban. En alguna ocasión ha ido la moto y ahí no eran chóferes. Cuando Ángel murió le entregué a su hijo fotos del padre del rey, don Juan de Borbón y su madre en la caravana de Ángel Cristo. Ella a Juan Carlos le llamaba 'El Tontín".
Dos bombas en una: El conde de Barcelona iba al circo no para ver a las fieras sino para hablar con Ángel Cristo, el cornudo, y parar el escándalo de su hijo, el rey Juan Carlos. Y evitar que el domador le pegara un tiro en la cabeza. Y segunda bomba: la vedette despreciaba tanto al jefe del Estado, al que extorsionaba a cambio de su silencio, que le llamaba El Tontín, el tonto, el impotente mentalmente. Juan Carlos no ha sido nunca el lápiz más afilado de los Borbones. Por eso el hijo es "el preparao", porque el padre, el campechano era justito. Corto de miras. E incluso la amante se reía de él haciéndolo decir "al tontín". Ni tonto, tontín.
Un domador cocainómano, con armas de fuego, violento y que pegaba a su mujer y enviaba a sus hijos menores a comprar droga, una vedette que extorsionaba a todo un país para mantener en silencio la gran mentira de la monarquía y un jefe de Estado corrupto hasta el tuétano. Juan Carlos no solo se mea encima sino que tanto le da todo y se limita a decir que no dedicará ni una línea a Bárbara Rey en su libro de memorias. Es un milagro que Leonor sostenga ella sola semejante monarquía.