No es ningún secreto que la relación entre los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía es inexistente. Sobre todo desde que el ‘campechano’ se fue a vivir a Abu Dabi. Según aseguran fuentes especializadas en la casa real y cercanas a los implicados, no se ha producido ni una sola llamada desde España al país de Oriente Medio por parte de Sofia.
Durante muchos años se ha dicho que el origen del desencuentro está en las infidelidades de Juan Carlos, que se cuentan por decenas o incluso centenas, algunas de las cuales se han alargado en el tiempo en forma de relación extraoficial. Y que Sofía sí hubo un tiempo en el que estuvo enamorada.
Sofía tampoco quiso nunca a Juan Carlos
Sin embargo, son muchos y muchas quienes afirman que ella tampoco estuvo nunca enamorada. Que su verdadero amor era el duque de Kent, primo de la reina de Inglaterra. “Y, cuando este se hizo novio de otra chica, su ambiciosa madre, la reina Federica, había intentado emparejarla con el príncipe Harald de Noruega”, relata Pilar Eyre en uno de sus artículos en la revista Lecturas. Pero nunca Juan Carlos.
Un artículo en el que relata cómo fue la primera noche de bodas de Juan Carlos y Sofía. Una velada que terminó con el emérito gritando de dolor y soltando tacos.
Noche de bodas accidentada
Según la periodista, Juan Carlos se rompió la clavícula y se había hecho una herida en el brazo el día anterior de la boda practicando karate con su cuñado. Y que ello le habría impedido tener relaciones en condiciones.
“Con la frente perlada de sudor, con cada tirón, Juanito gritaba todos los tacos del idioma castellano. Así lo relató la reina Victoria Eugenia a su prima: ‘Lo pasaron tan mal que no pudieron hacer nada’, explica Eyre. No obstante, afirma que hay fuentes que aseguran que, “a pesar de todo, se esforzó, porque el deber hacia a la institución y la obediencia a su padre estaban por encima de todo”. Eso sí: “Cuando tuvieron el ansiado heredero varón, dejaron de esforzarse. Y nunca más. Sesenta años han transcurrido desde esa boda entre dos personas que entonces no se amaban y que al final llegaron a detestarse”.