Todo el futuro de la monarquía en España se sustenta en una relación, la de las dos hermanas Borbón: Leonor y Sofía. La figura sobre la que pesa la Corona es Leonor, como demuestra que Zarzuela ha entrado en pánico a cada escala de su viaje por Latinoamérica con el Elcano. Por primera vez en 50 años de democracia, Palacio presentó una denuncia para defender la imagen, en este caso de la princesa. La excusa es débil: unas fotos insípidas en un centro comercial. Camilo Villarino quiere mostrar músculo y abre la inédita vía judicial: si van contra un simple centro comercial en el quinto pino, al sur de Chile, cualquier reportero de mala muerte que escriba algún detalle íntimo de los Borbones está avisado. Tienen miedo de que pierda valor lo único de valor que tienen: Leonor. Y eso incluye a la suplente, su hermana Sofía. Si cae una de las dos, porque renuncia harta de todo, la monarquía se acaba porque la que reine se queda sin sustituta. El siguiente de la lista es Froilán y todo el mundo asume que antes que poner de rey a Froilán llegaría la III República. El problema es que la relación entre hermanas no pasa por su mejor momento.
La foto de verano en Palma marca la sucesión: conduce Leonor pero con Sofía de copiloto. Detrás suyo las reinas decorativas, irrelevantes, amortizadas y fuera de la línea sucesoria: Letizia y la emérita. La infanta Sofía ha jugado hasta los 18 años el papel de suplente a la perfección: como si fuera una Leonor bis, repetía todo, se mimetizaba, parecían mellizas, siamesas: mismos estudios, ropa de muñeca, look y ademán. Pero tan pronto como Leonor ha empezado a ejercer su poder como heredera Sofía tiene la mosca tras la oreja. No es envidia sino conciencia de ser la pequeña, la suplente, la que está solo por si acaso. Y se ha hartado: Ha dicho no a recibir formación militar, ha dicho no a esperarse un año para entrar en la Universidad y hacerlo a la vez que Leonor, en septiembre de 2026, y ha dicho que opta por una carrera de ingeniería y en el extranjero, haciendo su camino, lejos del ejemplo de Leonor. Letizia tiene pánico a la distancia entre hermanas y ha tenido dos detalles. Primero: la chaqueta.
Letizia ha querido apoyar a su hija pequeña con un gesto inusual en ella: vestirse con ropa de la hija pequeña. La exclusiva de Hola con Letizia andando por el barrio de Tetuán yendo hacia una esthéticienne barata tiene un detalle extra: en la intimidad lleva una chaqueta de Sofía. No es un detalle menor. Siempre se ha sostenido que la madre quiere eclipsar a las niñas llevando ropa de lujo y extremada. Y ahora hace al revés, entra en el armario de la pequeña y le coge la chaqueta, como un homenaje o un guiño: te llevo en la piel. El otro detalle es que mientras por los 18 años de Leonor se organizó una fiesta descomunal, en el Congreso de los Diputados, la familia entera convocada y con un mapping en Palacio, para los 18 de Sofía a finales de abril no hay nada. Ni se celebran. ¿No habíamos quedado en que eran las dos importantes y que si Leonor abdica, renuncia, enferma o muere le toca a Sofía? Pues nada por el cumpleaños de la pequeña. En una salita de Palacio la foto de la mesita es la del cumpleaños de Leonor:
Letizia al rescate. Quiere salvar la distancia que se está ensanchando entre la pequeña y la princesa y entre la pequeña y Felipe: la reina será la única que asistirá a la graduación de Sofía en el UWC College de Gales y va con ropa de la chica. Dos gestos. Leonor es la obra maestra de Letizia pero la reina sabe que si la hija pequeña renuncia a sus derechos dinásticos y sucesorios, el negocio familiar se va al garete.