Los Borbones tienen una única función, representar España. La Corona ejerce de símbolo como lo son el himno o la bandera, y por eso se les exige ética y ejemplaridad, dos cualidades que no adornan ni a Juan Carlos ni a sus hijos. La gran esperanza blanca, Leonor, está sufriendo una sobreprotección exagerada pero va por el buen camino. La carga de ser un símbolo implica tener buena imagen, no solo ética sino de buena apariencia. Y en eso han tenido suerte. Juan Carlos era un hombre elegante y apuesto cuando era joven, Felipe no da el perfil del español medio, es alto, rubio y de ojos claros y Leonor es definitivamente una belleza nórdica. La suerte es que la rama principal es la fotogénica, porque los Marichalar o las infantas son mucho más difíciles de mirar. A la familia llegó Letizia, la única no Borbón que queda, y decidió que su belleza de Telediario era insuficiente. Se ha operado todas las facciones de la cara para parecer Rania de Jordania. Tendrá un mal envejecer. Felipe también tenía un problema de imagen grave. Los reyes están obligados a sonreír y Felipe tiene una dentadura amarilla y mal alineada, como de fumador. Una foto exclusiva de EN Blau durante una visita a Barcelona lo demuestra:
Esta foto de 2019 es única, inédita y exclusiva. El rey se asegura de no reír abiertamente y se limita a sonreír. La foto fue tomada a unos 2,5 metros del jefe del Estado, la distancia más próxima que permite su abundante equipo de seguridad. Con un teleobjetivo de 70-200 milímetros. Revisando las imágenes de aquel día, EN Blau encontró esta perla: una incomprensiblemente mal cuidada dentadura. No consta que el rey sea fumador como su padre, aficionado a los puros. Parece extraño que cualquier presentador de TV tenga unos dientes más cuidados que el hombre que representa España. Ahora Jaime Peñafiel en su columna de OK Diario escribe sobre el gran cambio que se ha hecho Felipe en la boca y que luce de fin de semana cuando hace salidas de soltero, el último a la nieve en Baqueira: una portada de Hola que parecía un anuncio de pasta de dientes:
Escribe Peñafiel: "En portada una sorprendente e insólita imagen del Rey Felipe VI carcajeándose durante una escapada a la nieve con amigos y sin Letizia (¿Es la ausencia de la consorte el motivo por el que se siente tan feliz?). Si observamos detenidamente la fotografía, descubrimos que algo ha cambiado en su rostro, sobre todo cuando ríe. Nada que ver con los dientes amarillentos de 2019. Afortunadamente, y posiblemente gracias al doctor Coppel, la dentadura de Felipe no es como la de sus antepasados, que padecían tanto los Austrias como los Borbones, un prognatismo mandibular, una anomalía en virtud de la cual cesa la normal relación entre los maxilares superiores e inferiores y, como resultado de ello, la mandíbula se proyecta hacia adelante". Como Josep Maria Mainat, mandíbula afuera. Felipe no es el único con defectos en la cara: "Letizia también tiene la barbilla bastante pronunciada. Y la princesa Leonor padecía en su adolescencia de agenesia dental que implica la ausencia de algunos dientes: los dos caninos superiores popularmente llamados colmillos de la derecha y de la izquierda. Esto la obligó a someterse a tratamiento de ortodoncia y cirugía dental con algunos implantes y correctores brackets estéticos".
Zarzuela también tenía problemas de fotogenia pero estos los puede operar. Los problemas de ejemplaridad no se solucionan en el dentista.