Felipe y Letizia no han superado la prueba de estrés del matrimonio real. El verdadero reto para la pareja no fue superar los cuernos que la reina le puso al rey durante dos años con el cuñado. La prueba de resistencia viene ahora, cuando todo ha explotado, se ha hecho público y siguen conociéndose nuevas confesiones del amante, Jaime del Burgo. Esta es la verdadera prueba de fuego del pacto que tengan en común los reyes. Si todavía son pareja, tratar superar el engaño y que todo el mundo lo conozca. Y si ya no son pareja desde hace años y solo lo simulan (como asegura el libro Biografía no autorizada de Letizia que se acaba de publicar) entonces comprobar la solidez del pacto donde cada miembro de a pareja puede hacer lo que quiera a condición de que no lo sepa la opinión pública. La opinión publicada, los periodistas, callan excepto contadísimas personas fácilmente identificables. Jaime Peñafiel calla en su nuevo diario, señal que en Zarzuela han impuesto la omertà. Silencio. Pero quedan algunos versos libres, como el periodista Joaquín Abad, que en la mencionada biografía de la reina publica episodios de tensión entre Felipe y Letizia, significativos de la pésima relación dentro del matrimonio.
Es conocida la afición de la reina Letizia por las joyas, ha lucido muchas del joyero real, de la familia Borbón, y algunas propias, compradas por Felipe. El rey las acostumbra a comprar en una célebre joyería céntrica, en la calle Alcalá de Madrid, en pleno barrio pijo de Salamanca: Ansorena "joyero y diamantista de la Casa Real desde el 1845 con galería de arte, servicio de valoración y subastas". El libro no indica el nombre concreto de la joyería donde se produjo un tenso episodio entre el matrimonio, en público, con testigos, los empleados de la joyería y clientes del establecimiento. Alguno de ellos ha filtrado los gritos y la tensión que se produjeron entre Letizia y Felipe. O mejor dicho, de Letizia a Felipe. El incidente fue de la siguiente manera.
Escribe el biógrafo de Letizia: "De la Reina Letizia se saben muchas más cosas; desde sus quedadas en reservados de festivales con viejos amores o reuniones personales con Pedro Sánchez fuera de agenda oficial, hasta su famoso «Estoy hasta los cojones de ir siempre de prestada» que gritó en una conocida y céntrica joyería de Madrid para que el Rey Felipe VI le comprara por 80.000 euros morados una preciosa diadema de diamantes". En una sola frase el autor destroza al matrimonio, abordando una supuesta relación extraoficial de Letizia con Pedro Sánchez, son excompañeros de Instituto, o el incidente a gritos en la joyería donde la reina le reprocha al marido que va siempre con joyas de su suegra, la reina Sofía, o de las abuelas y bisabuelas de Felipe, pero nunca con una joya propia, regalo del marido. Y le acaba exigiendo a gritos que le compre una diadema de diamantes carísima (barata para las grandes fortunas): 80 mil euros. Pero lo más brutal de la frase no es que Letizia humille al rey levantándole la voz en público con tacos "¡Estoy hasta los cojones!" , ni la cifra en euros sino el detalle de decir que son "morados". ¿Qué quiere decir el autor con 80 mil euros morados? Que eran en efectivo, en cash, en billetes de 500. Es decir, dinero negro:
Que el rey pague en efectivo con fajos de billetes de 500 euros de procedencia misteriosa es una novedad editorial. Nadie lo había dicho, ni siquiera insinuado antes. La explicación más conocida para toda España es que los fajos provendrían de los millones que transportaba Juan Carlos dentro de maletas provenientes de Arabia Saudí. Una información filtrada por Corinna que reveló que en Zarzuela hay una máquina de contar billetes. Se está abriendo la caja de los truenos del matrimonio real, está saliendo toda la porquería, y al final lo menos escandaloso de todo será un simple y vulgar adulterio.