Juan Carlos y Letizia vivieron su episodio público de más tensión en un funeral, concretamente en el de Érika Ortiz, la hermana pequeña de la reina que se suicidó el año 2007. Los asistentes a aquella ceremonia, triste, dramática y con mucha tensión, comprobaron como en un momento dado, el cuñado de Letizia, la expareja de Erika, el escultor Antonio Vigo, padre de su hija Carla Vigo, se enfrentó con Juan Carlos en la iglesia y le gritó delante de toda la Familia Real "¡Tú tienes la culpa hijo de puta! ¡Vosotros la habéis matado!". Letizia estaba destrozada, toda la tensión de pertenecer a la Familia Real había hecho explotar a los Ortiz Rocasolano y la que lo sufrió más fue la más vulnerable, Érika. Aquel funeral fue un teatro lamentable, con Letizia medio inconsciente por el trauma, los tranquilizantes y haciendo una reverencia a Juan Carlos que no quería hacerle. El emérito fue el gran enemigo de Letizia, el que le puso palos en las ruedas, el que hacía difundir noticias contra la pareja de su hijo para tapar las propias miserias. Letizia no lo perdonará. Nunca.
Eso explica en parte por qué Letizia detesta los funerales Borbones. Este domingo se hizo una doble ceremonia por la muerte el 12 de agosto del primo de Felipe, Juan Gómez Acebo a los 54 años de cáncer. Al acto importante, el familiar de la mañana con las cenizas del difunto, Letizia y Juan Carlos se esquivaron tanto que no fue ninguno de los dos. Una imagen extraña con el jefe del Estado haciendo acto de presencia pero ni su padre ni su mujer. Un ridículo protocolario. En cambio al acto de la noche fueron todos, excepto la infanta Elena que estaba en París por la clausura de los Paralímpicos. Juan Carlos, que se ha instalado en el Four Seasons todo el fin de semana solo para este acto, apareció sin su mujer y Letizia fue la última en entrar, del brazo de su marido como siempre que tiene un acto familiar, agarrada al rey, no lo suelta:
Juan Carlos a la salida sí que quiso hacerse la foto con su todavía mujer, la reina Sofía, haciendo ver que mantienen una relación matrimonial cuando toda España ya sabe que desde que el emérito se instaló en Abu Dhabi la reina Sofía no le ha hecho una sola visita. Un matrimonio tan irreal que no se ven en años y no por una imposibilidad material sino porque no se soportan. Con Letizia pasa lo mismo, la reina no perdona a su suegro todo el daño que le causó, muerte de Érika incluida. Y los funerales son un plato difícil de digerir para Letizia que solo espera un funeral: el de Juan Carlos. Aquel día sí que se pondrá en primera fila para asegurarse de que la caja está bien cerrada.