La nueva generación de Casa Real está devorando el anterior. Cuando se supone que las portadas las tendrían que copar Felipe, Letizia y las infantas Cristina y Elena en su plenitud madura, la prensa ha detectado que a quien de verdad interesa son los jóvenes, Leonor, Sofía y sus seis primos Borbón. Forman un grupo exclusivo, los que tienen derecho directo a la sucesión a la Corona. Y ya no son unas criaturas. Por edad: Froilán tiene 25 años, Juan Urdangarin 24, Victoria Federica 23, a Pablo hará 23 y en la cola Miguel con 21 e Irene con 18 años. Los seis son personas adultas y con varios rasgos en común: viven del apellido, disfrutan de privilegios, no son muy trabajadores, son pijos y les espera una fortuna inmensa, la que heredarán Cristina y Elena cuando Juan Carlos muera. Se calcula que el emérito los dejará unos 1800 millones de euros y en paraísos fiscales, netos de impuestos. Y sin repartírselo con Felipe y Leonor ya que el rey renunció por el origen ilegal de la fortuna. Una bicoca. Pero no todo han sido flores y violas en las vidas de estos jóvenes. Cuando eran menores sufrieron varios incidentes que los marcaron. Y en algún caso, para siempre: algún primo todavía arrastra traumas y tuvo que ir a terapia con psicólogos. Lo explica en portada Pilar Eyre.
El caso de que mejor conoce Eyre es el de los cuatro primos catalanes de Leonor. Los Urdangarin nacieron y se escolarizaron en Barcelona y eso los ha marcado el carácter, en algún caso para mal. Eyre: : "Antes del caso Noos tuvieron una infancia feliz, yo los he visto en bicicleta por Barcelona, Iñaki llevando a su hija en la barra y los tres chicos detrás. También a la salida del colegio, en el parque… Precisamente en el parque Santa Amèlia veía cómo se iluminaba el rostro de la infanta cuando aparecía su marido a media tarde para buscarlos. Las fiestas de cumpleaños con payasos, magos, karaokes, eran muy populares, la casa de Pedralbes siempre estaba llena de niños, si era verano se bañaban en la piscina, si era invierno estaban en la sala de cine…". El caso Nóos lo cambió a pesar de la vida catalana de los Urdangarin se hizo irrespirable y un episodio tenso retrata el trauma infantil de Juan y Pablo: "Todo cambió: Iñaki iba con sus dos hijos mayores cuando entró en la panadería del paseo Bonanova donde les gritaron “cuidado con los bolsos”. Un mal trago, los clientes del horno de pan de la zona pija humillaron a Iñaki, imputado por corrupción, gritándole en medio del local que era un ladrón. Y lo presenciaron sus dos hijos mayores que entonces tenían 10 y 11 años y acabaron llorando. Juan necesitó ayuda psicológica. Todavía ahora, 12 años después es un adulto introvertido, apocado, fumador y que ha preferido no asistir a la fiesta de los 18 años de Leonor sin ninguna más excusa que alejarse de la Corona.
Eyre recuerda que el acoso a los menores no solo se produjo en Barcelona:"En las reuniones de padres en el colegio también se dieron situaciones incómodas y al final los niños dejaron de salir a la calle para que no les increparan, no los periodistas, sino los ciudadanos corrientes. Por desesperación, para evitar problemas, decidieron irse a Washington, pero en el colegio francés al que acudían también había españoles y les hicieron mobbing, hasta el punto de que los niños necesitaron ayuda profesional". Pablo salió adelante con personalidad, deporte y confianza. Miguel, el tercero, también sufrió el caso Nóos y ha migrado a Londres a hacer una vida anónima como Juan.
Así los cuatro hijos se dividen en dos: "Miguel y Juan se parecen en su madre, su introvertidos, recelosos y muy sensibles. Pablo e Irene sueño como su padre, alegres y desahogados. Ninguno de ellos tiene el menor contacto cono sus primas Borbón Ortiz". Los primos Marichalar son otro cantar, zánganos, caraduras, de extrema derecha madrileña. Pero en los Urdangarin los estropeó el de siempre Juan Carlos, haciendo creer a Iñaki que podía enriquecerse a costa de los otros con impunidad y sin declarar a Hacienda solo por el hecho de ser miembro de la Familia Real. La Famiglia.