Ya sabemos que la reina Letizia convulsiona cada vez que tiene a su lado bollería industrial, azúcar, dulces o bolsas aceitosas de patatas fritas. Es olfatearlo y empezar a sacar bilis por la boca, como si fuera Drácula delante de una ristra de ajos. Todo lo que no sea de color verde, en forma de crema o puré o vaya cargado de vitaminas, nutrientes y cosas por el estilo, es considerado por la asturiana como una aberración. Archiconocida es su pasión por la sopa de acelgas, probablemente (y que me perdonen los cultivadores de este vegetal) el plato más tristón y aburrido de la gastronomía de este país. Entendemos perfectamente la cara que puso la infanta Sofía cuando le pusieron el plato en mesa. Y más, teniendo que escuchar a papi diciendo "Mmmm, qué rica esta sopa". Y la madre con cara de pocos amigos.
Ha llovido mucho desde entonces. Pero seguro que las niñas se habrán hartado de comer sopa de acelgas. La monarca tiene tanta obsesión y control por lo que se come en casa que lleva de cabeza a los cocineros de Zarzuela. Desconocemos si sus tentáculos han llegado hasta el internado de Gales donde está haciendo el segundo curso de bachillerato su hija mayor, pero si no es así, seguro que Letizia estará radiante de felicidad al saber qué comen allí los estudiantes. O como mínimo, qué come su hija, la princesa Leonor. El diario El Español lo acaba de revelar. Ha verbalizado cuál es el menú que tiene la joven cuándo acaba las clases y va al comedor. Y seguro que Letizia está haciendo palmas con las orejas de la emoción.
"Pudiera parecer que la Reina hubiera hecho -una vez más- alguna llamada", dicen en el citado medio. ¿Por qué? En base al menú que tienen los estudiantes, donde no hay rastro de los temidos fritos, grasas o procesados y donde hay abundancia de verduras. "La princesa Leonor almuerza musaka de cordero con queso feta y nuez moscada, ensalada griega -con tomate, pepino, pimiento y cebolla roja, pimienta negra, orégano y aliñada con aceite de oliva-, además de calabacín asado con limón y cuscús integral. De postre, fruta". Recuerdan cómo la alargada mano de Letizia ya hizo que en la escuela de Madrid donde iba la princesa (y donde todavía estudia su hermana pequeña), Santa María de los Rosales, ya hizo que allí se eliminaran las frituras, potenciando el consumo de verduras, legumbres, pescado, pollo a la plancha y mucha fruta, subiendo el precio del comedor y elevando las quejas de muchos padres. Por ejemplo, de Terelu Campos, que llevaba a su hija Alejandra Rubio al mismo centro: "Mi hija llegó antes que las infantas, por edad, claro. Y cuando ellas llegaron, el colegio cambió. Cambió mucho y lo comprendo. La seguridad, los perros rastreando...". ¿Cuál fue su principal queja?: "Lo que sí me molestó un poco fue el tema de la alimentación porque a los niños de vez en cuando se les puede dar una croqueta y no pasa nada"... Muy a favor. Más croquetas y menos sopa de acelgas.