1986. Sí, ha llovido mucho. Y nevado. La democracia española todavía era una criatura joven, inocente, inmadura. Bueno, quizás en este último aspecto tampoco es que haya cambiado demasiado, pero vaya. El caso es que todo era muy diferente, había ilusión, esperanza, optimismo. Pensábamos que todo sería mejor, más limpio y puro, sin la peste a naftalina de 40 años de dictadura fascista. El Estado español parecía otro, así como su máximo representante. Exacto, el rey Juan Carlos I. Nadie sabía o, mejor dicho, nadie osaba decir lo que sabían sobre el Borbón, que se nos presentaba como un tipo afable, sencillo y muy campechano, aparte de un ser enviado por la providencia para salvar la patria y ponerla en la vanguardia de los países desarrollados. El chiste, visto con perspectiva, es de traca.
Desgraciadamente en aquella época no existía la perspectiva, porque el pasado era algo que borrar de la mente. Mucho mejor fijarse sólo en el presente, y tal vez soñar con un futuro lleno de promesas que nunca se han cumplido. TV3, que había nacido 3 años antes, es un buen reflejo de esta actitud. La Televisió de Catalunya tenía una directriz muy clara: remar a favor. Especialmente a favor de la Casa Real y de su amo, aunque eso de hacer una televisión en catalán le pareciera una astracanada condenada al fracaso: "Pero, ¿y la entenderán?", le espetó a Joan Granados, exdirector de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals. Qué tiempos aquellos.
La Generalitat del president Jordi Pujol no quería problemas con la monarquía, y la consigna era que su nuevo medio público lo tratara con guante de seda. Y así fue. La adulación estaba al orden del día, llegando a extremos delirantes como el que recuperó ayer el programa 'Està Passant' de Toni Soler. La guionista y colaboradora Maria Rovira, más conocida como Oye Sherman, ponía sobre la mesa el reportaje indescriptible que le dedicó el espacio de esquí 'Temps de neu' al Borbón, alabando sus aptitudes practicando este deporte invernal en Navacerrada. Hemos dicho "indescriptible", pero no es así: Maria sí le pone un nombre que no reproduciremos, porque no es apto para todos los públicos. En todo caso, que sepan que Juan Carlos se deslizaba sobre el manto blanco de nieve "con un estilo de alto nivel, alegre, rápido, seguro y muy académico". Además, destacaban que "el carácter sencillo y popular del monarca español se hace patente en una estación de esquí, donde darle la mano o pedirle una fotografía no es muy difícil", como demostraba una señora que vivió el día más feliz de su vida.
La pieza continúa con declaraciones del Borbón que son pura poesía: "Es un deporte fantástico que llena el día, es muy agradable, y sobre todo descansas de las actividades de la semana". Qué crack, el rey hablando de descansar. En fin. Toni Soler, después de esta genuflexión vintage, sólo ha podido exclamar una obviedad: "Qué monárquica era Catalunya... ¡y qué monárquica que era TV3!". Nadie diría que sea el mismo canal. Ni el mismo país. Ni el mismo rey, claro. Pero todo es tan diferente que, por ejemplo, Juan Carlos ha tenido que cambiar la nieve en polvo por el polvo de la arena del desierto en Abu Dabi. Por ejemplo. Seguro que ustedes encuentran más diferencias.
El día que Tiempo de Nieve le dedicó un reportaje entero al Rey Emérito (antes de ser emérito y antes de romperse la cadera) @oyesherman#EstàPassantTV3
— está pasando (@estapassanttv3) February 2, 2022
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'Cualquier tiempo pasado fue mejor'. Pues, sinceramente, no lo tenemos demasiado claro.