"Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad". Felipe quitándose la careta (si es que alguna vez no la ha llevado puesta) en el esperpéntico discurso perpetrado una vez más durante la Nochebuena, y demostrando cómo toma partido, cómo quiere acercarse a sus amiguis de la derecha y la ultraderecha, cómo hace política, cómo le escuece el pacto de Pedro Sánchez con los independentistas y la amnistía, y cómo, en definitiva, se llena la boca hablando de Constitución, libertades, imposición y arbitrariedad alguien que vive a cuerpo de rey, y nunca mejor dicho, con toda la imposición y arbitrariedad del mundo y un a dedo absolutamente contrario a cualquier democracia.
Felipe abandonando toda neutralidad, dando broncas al Gobierno para tener contenta a la derecha. Absolutamente abyecto. Un discurso que ha recibido respuesta por parte de muchos que le han dejado claro al Borbón que por mucho que se ponga en plan sabelotodo, adoctrinando al personal y diciendo qué tienen que hacer y qué no hacer los buenos españoles, no se han tragado algunas personas como Toni Soler. El ya expresentador del Està passant ha resumido la patética intervención del monarca con doce palabras donde le deja muy claro donde se puede meter Felipe sus consejos sobre la Constitución y España: "Contra el Rey y la Constitución, siempre. Feliz Navidad y buena lucha". Amén:
No ha sido la única voz de TV3 que le ha dicho cuatro cosas bien dichas al Borbón. La experta en imagen más importante que tenemos en nuestra casa, Patrycia Centeno, colaboradora habitual de programas como Tot es mou, ha escrito un artículo imprescindible en su blog revelando los detalles ocultos a primera vista de la puesta en escena grotesca de Felipe, aparte del contenido de su discurso partidista. Un discurso que tiene muy poco espíritu navideño y sí mucho de otro personaje propio de estos días: "Doce minutos de mensaje y sólo 30 segundos dedicados a la Navidad que felicita con el gesto que ha protagonizado todo su discurso: el de la rectitud (no os desviéis o pasarán cosas muy malas). Felipe VI, el Grinch real".
El mensaje de Felipe en la sala de audiencias de Zarzuela, sentado, con una escenografía de chichinabo, no ha pasado desapercibido para la experta en imagen y comunicación no verbal ("un mensaje de pie -sin escudos donde esconder el cuerpo- es mucho más complicado a nivel gestual y no cualquiera se atreve… El Preparao, dicen…". Centeno también se ha fijado en "ese horrripilante marco negro que desentona con todo el mobiliario y decoración de la sala. ¿Y el Belén? Por lo que sea, no ha mencionado en ningún momento la guerra en Gaza. Quizá por ello también ha considerado que era mejor que el Belén pasara prácticamente desapercibido en comparación con el árbol. Lo de las banderas es que me remata. ¿Habéis visto nunca a Isabel II o Carlos III haciendo un mensaje Navidad con la bandera detrás? No, porque sería reiterativo". ¿Y del contenido?: "El discurso sobre el respeto a la Constitución me hubiera parecido conveniente (y valiente) durante las concentraciones en Ferraz, pero en Nochebuena…".
Más: "Está bien incluir una lámpara para que de calidez e indique visualmente que se trata de un momento de reflexión. Pero sigo sin saber si las dos lamparitas estaban encendidas (si es así se les estaba acabando la pila) o apagadas". Claro está que la guinda del pastel son las imágenes al acabar el mensaje de Felipe, cinco fotografías de Leonor, Sofía, Letizia y él mismo saludando al personal: "Pretendían transmitir cercanía sin caer en la cuenta que en las cuatro fotos el vulgo está a un lado y ellos al otro… Agradezco la quinta foto de los reyes en la Coronación de Carlos III, ya no recordaba de la cosa esa que se había puesto Letizia en la cabeza y me he echado unas risas".
Patrycia Centeno, imprescindible una vez más.
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