La reina Letizia es una persona para quien las apariencias, el que dirán, lo son todo. Empeñada en dar una imagen modélica, la monarca insiste en presentarse al mundo, o como mínimo, a los súbditos españoles, como una reina segura de ella misma, ejemplar, preocupada por todos. Y una de estas preocupaciones o caballos de batalla de la asturiana tiene que ver, desde siempre, con la salud y la buena alimentación de todo el mundo, cuando menos, de sus propias hijas y marido, los cuales saben desde siempre que en casa están terminantemente prohibidos los dulces, las cosas que engorden, la fritanga, los azúcares, la bollería industrial y todo lo que no sean acelgas, verduras, frutas, proteínas y cosas por el estilo.
Por controlar, incluso controlaba qué comían sus hijas en la escuela de Santa Maria de los Rosales. Después, con la princesa y la infanta en el UWC Atlantic College de Gales, a kilómetros de ella, ya le ha sido más difícil tener un control exhaustivo de la dieta de las chicas. Sea como sea, poco a poco van saliendo a la luz detalles y hechos significativos que prueban que todo el modo healthy de la reina es más de cara a la galería que otra cosa. Pero de vez en cuando, se le ve el plumero, le sale la esencia y no puede disimular. Como acabar de revelar el propietario de un restaurante de Soria. Letizia le tiene pánico, en teoría, a las frituras, de aquellas que se hacen con aceite abundante. Huye de ellas como los vampiros del ajo... Pero no siempre. Cuando menos, no delante de este local de Soria a quien han entrevistado en un medio local.
Con motivo de la 'Indicación Geográfica Protegida' por los populares torreznos típicos de la zona, esta tapa a base de tocino frito o salteado en una paella, con su piel incluida, han entrevistado al hombre que ven, el propietario del restaurante 'Casa Augusto', que ha recordado un encuentro con Letizia y Felipe cuatro años atrás: "Los Reyes vinieron aquí a inaugurar unas cosas. Una vez que bajaron al ayuntamiento vieron una torre de torreznos en la plaza del ayuntamiento. No sabía si sacar o que se me cayeran para bajar la atención. Mi sorpresa fue que ella vino directamente donde estaba yo y me dijo quiero este y este. Me dijo que eran muy buenos y que tenía que ser una maravilla. Eso me dejó sorprendido". Letizia, perdiendo el norte y encima, escogiendo los torreznos que quería. Pero era época covid, iban con mascarillas y no los pudo probar en público, "pero Letizia no se quiso ir sin varios torreznos a palacio. Pero no solo eran para ella, también para sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía", dicen en Semana.
"Le di unos cuantos para que se los llevara. Dijo que a sus hijas les gustaba mucho, pero en pandemia no pudo probarlos. Se los llevaron y nos dieron las gracias", explica el propietario del local. Les encantaron y quisieron repetir, concretamente Felipe, un día que fue solo: "El Rey vino hace poco, pero nosotros estábamos de vacaciones. Intentó venir, pero nos vio cerrados. No pudimos atenderles porque estábamos de vacaciones". Sorprende, pues, que no solo Letizia, sino también sus hijas, sean unas locas por los torreznos, con la de grasa que tiene este tocino frito hipercalórico. Delicioso, por otra parte, pero para los que no somos tan quisquillosos como Letizia con todo lo que ingiere. Una nueva mentira de Letizia que ahora ha quedado al descubierto.