Iñaki Urdangarin cumple una condena de cinco años y diez meses por corrupción en el caso Nóos. Repetimos: por corrupción. Prevaricación, fraude a la Administración, tráfico de influencias y delitos contra la Hacienda Pública. Una hoja de servicios para enmarcar y de la que no sentirse orgulloso. Por eso, lo mínimo que se le tendría que exigir es que se tapara un poco, que pasara la pena sin hacer ruido y que demostrara un mínimo de arrepentimiento. Ya no es el jugador del Barça de balonmano que todo el mundo aplaudía o el marido de la infanta Cristina que saludaba a los monárquicos orgulloso. Ahora es un condenado. No una estrella del rock.
Pero eso se le debe haber olvidado al Duque Em-Palma-do mientras cumple el tercer grado penitenciario en el centro de inserción social Melchor Rodríguez de Alcalá de Henares. Desde septiembre del 2019, Urdangarin hace trabajo voluntario dos días a la semana en el Hogar Orione de Pozuelo de Alarcón, en Madrid. Y este jueves, a la salida del centro, se encontró a dos hombres que le esperaban para que les firmara unos autógrafos y se hiciera unas fotos con ellos, tal como publica la revista ¡Hola!. Ya es de traca que siga habiendo personas que a pesar de saber al 100% que un miembro de la familia real ha robado dinero, miren hacia otro lado y sigan queriendo rendir homenaje a los Borbones. Pero ya se sabe, Spain is different. Lo que no es de recibo es que el propio Urdangarin no haya evitado esto y en lugar de detenerse como una celebrity, no haya salido de él mismo un esto no toca.
Autógrafos, fotos... La salida de Iñaki Urdangarin del centro Don Orione entre fans https://t.co/Sdd9J5SnG8
— Revista ¡HOLA! (@hola) January 29, 2021
¿Vergüenza ajena con las imágenes? Tranquilos: esperen a ver qué pasará cuando vuelva Juan Carlos a España, si es que algún día vuelve... No habrá suficientes fisioterapeutas en el país para tratar los miles de casos de contracturas en espaldas de tantas genuflexiones como se verán.