Después de unos días en que muchos vislumbraron a lñaki Urdangarin entre rejas, el pasado viernes volvimos a bajar a la Tierra, y el exduque de Palma no tendrá que entrar en prisión, ni tendrá que permanecer en España... Al menos, por ahora.
En frente a esto, el implicado por el caso Nóos ha podido volver a su domicilio de Ginebra con sus hijos y la infanta Cristina, donde viven desde 2013, pero aún así la familia tendrá que reconducir su vida a partir de ahora. Se han acabado los compromisos, las reuniones día sí día también y, esto ya desde hace tiempo, cualquier cosa que huela a Casa Real, de la que fueron defenestrados.
"La infanta ahora se para y saluda"
En la rue des Granges donde vive la familia, así como en las calles próximas del casco antiguo de Ginebra, los vecinos saben que allí reside la infanta Cristina, a la que conocen como "la princesa de España". Según explica Vanitatis, que cita habitantes de la zona, la infanta Cristina ha pasado de no hablar con nadie "a pararse y saludar". En concreto, una portera española de un edificio próximo concreta que la hermana del Rey "es otra, más próxima" y que "incluso se detuvo para felicitar las fiestas y darnos un beso por el Año Nuevo".
Urdangarin, por el contrario, siempre habría si más "próximo". Según cuenta el citado medio, "últimamente" se le ve a menudo en el parque del lado de casa, donde charla de forma distendida con españoles que viven en la zona. Al respecto, destacan que habla con cualquier persona, "sin distinguir en niveles sociales".
De las conversaciones, Vanitatis explica que el exyerno preferido de Juan Carlos I ha explicado que la economía familiar "va justa", y que han tenido que prescindir de la mujer de la limpieza en régimen de interna. Atrás quedan, pues, las épocas doradas. ¿Se pronuncia, Urdangarin, sobre la corrupción? Por ahora, parece que todavía no.