La convivencia en el vecindario de la infanta Elena se ha vuelto un verdadero calvario debido a los constantes disturbios provocados por la conducta de su hija, Victoria Federica. Los gritos, portazos y fiestas descontroladas que tienen lugar en la residencia de la infanta han llevado a los vecinos al límite de su paciencia. La tensión empezó cuando Victoria empezó a seguir los pasos de su hermano en lo que a vida nocturna se refiere. Y se agravó cuando la joven decidió hacerse influencer. Esta exposición de Vic pone los pelos de punta a la infanta, siempre tradicional y conservadora.
Desde que Victoria comenzó a seguir los pasos de su hermano en la vida nocturna y se aventuró en el mundo de la influencia digital, la tensión entre madre e hija ha ido en aumento. A pesar de los intentos de Victoria por desmentir los rumores sobre su mala relación con la infanta Elena, los hechos hablan por sí solos.
A la infanta Elena no le gusta el estilo de vida de su hija Victoria Federica
Los vecinos han sido testigos de la frecuente agitación que reina en la casa de la infanta, con Victoria protagonizando fiestas que rayan en lo escandaloso en ausencia de su madre. Las llamadas a la Policía para poner fin a la algarabía son cada vez más comunes, exacerbando la frustración de quienes residen en las cercanías.
La infanta Elena no oculta su descontento con los comportamientos de su hija, quien parece haber tomado el relevo de su hermano en cuanto a escándalos se refiere. Los actos públicos poco convencionales de Victoria, como besos en público con personas de ambos sexos o liarse en fiestas junto a su prima Irene Urdangarin, han sido motivo de constante preocupación para su madre. Ahora Irene esta en Camoya, pero la fiesta sigue para Vic.
Asimismo, la exposición mediática constante de Victoria y su ambición por convertirse en influencer también generan desaprobación por parte de la infanta Elena. La falta de discreción y la vida nómada de Victoria, así como sus intentos desesperados por ganar seguidores en redes sociales, no encajan con la idea de una vida tranquila que su madre tenía para ella.
Aumenta la tensión entre la infanta Elena y Victoria Federica
La tensión en el hogar de la infanta Elena es evidente, y las confrontaciones entre madre e hija no son infrecuentes. La situación ha alcanzado un punto crítico, y algunas fuentes sugieren que la relación entre ambas está llegando a su límite. Los vecinos anhelan el retorno de la tranquilidad y la armonía perdidas en su barrio debido a los constantes altercados provocados por la mala educación de Victoria Federica.
Una tensión acentuada por el apoyo incondicional que Victoria recibe de su padre, Jaime de Marichalar. Él es quien le brinda las oportunidades de acudir a los desfiles de moda más glamurosos o a fiestas en las que codearse con la jet set. Y eso saca de sus casillas todavía más a la infanta.