Quién es la infanta Elena. Esta es una pregunta que España se formula desde hace 58 años, los que tiene la hermana del rey. Tenía que ser la reina de España como hija mayor y primogénita del anterior jefe del Estado, pero el temor de Juan Carlos al ver la incapacidad psicológica ("las condiciones intelectuales") de su primera hija le hizo convencer a los padres de la Constitución que impusieran a Felipe por encima de ella aunque no le tocaba por la igualdad entre sexos. El año 1978 cuando se redacta el texto ya se sabía que Elena era justita y Felipe no tanto. Miquel Roca lo sabe ya que es el único padre de la Constitución que queda vivo con Herrero de Miñón. Se llevará el secreto a la tumba pero lo ha explicado el de siempre, Jaime Peñafiel. Elena tiene este pecado original: tenía que reinar en democracia después de su padre, ya que está prohibido discriminar a alguien por razones de sexo, pero quedó señalada por ser mujer e incapaz: antes el varón pequeño que ella.
En el pecado lleva la penitencia. Hizo como su madre, la reina Sofía: aceptar la vergüenza pública a cambio de mantener el estatus. Elena nació triste, creció amargada, en la edad adulta se mal casó y se divorció de un señor a quien la prensa atribuyó consumo de cocaína y ahora deambula por Madrid sin oficio ni beneficio. El último incidente, regañando a una periodista a quien exigió el trato de "Doiña Elena" arruinó definitivamente su imagen y ahora un periodista catalán, Jorge Javier Vázquez, escribe en Lecturas un artículo demoledor: la verdadera cara de la infanta. La no catalana, la mayor, la justita. Elena.
"Cuando Elena tenía algo de curro paseaba su semblante bobalicón por esas fiestas rancias en las que disfrutaba porque había mucho cortesano que la saludaba con reverencias y tonterías por estilo. La prensa destacaba siempre que era la más borbona de los hijos del emérito, es decir, que era campechana y divertida. Pero no. Lo era cuando había un flash delante. Cuando las luces se apagaban, la infanta se convertía en un ser maleducado, respondón, antipático y profundamente clasista. Una joya. Sus cabreos son antológicos. Se le dio mal una competición equina, entró en brote contra la prensa, algún compañero la llamó infanta y ella, con todo su papo real, pronunció con desprecio: “Doña Elena”. Cuenta la leyenda que la reportera, tras escuchar el consejo, no pudo evitar pronunciar una frase: “Mi coño con melena”. Boba, clasista, antipática, maleducada... mplacable. Otra Borbón al agujero. No se salva ni uno.
Juan Carlos dudaba de las 'condiciones intelectuales' de Elena para reinar
Peñafiel hurgaba el dedo en la llaga del artículo más anticonstitucional de la Constitución: el que discrimina la mujer en la sucesión al trono. Escribía Peñafiel en El Mundo: "Juan Carlos decidió borbonear presionando a los padres de la Constitución para que mantuvieran la preferencia del varón sobre la mujer". La razón? "Se iba a introducir un cisma tremendo en la Familia Real porque tanto Don Juan como Juan Carlos habían tenido hermanas más mayores que ellos". Esta fue la excusa de Zarzuela pero la razón era otra.
Peñafiel describe un tabú de la Casa Real: las pocas aptitudes de la primogénita infanta Elena: "Los motivos del Monarca eran otros muy diferentes. Dudaba de la estabilidad emocional de su primogénita, la Infanta Elena, a quien no consideraba en condiciones, digamos intelectuales, para ser la heredera. ¡Tenía todos los derechos"!. Visto lo visto, Felipe ha acabado haciendo buena a Elena.