Una de las interioridades de la Familia Real que no se han explicado demasiado es la relación entre los tres hermanos. Por orden de nacimiento Elena, Cristina y Felipe. Hay un hecho natural, la primogénita, que no se ve reflejada al protocolo. Elena no fue reina porque Juan Carlos impuso a la Constitución que se consagrara que el hijo fuera preferido a la hija siempre, tanto si era el primogénito como el pequeño. La razón oculta es que "Elena no tenía las condiciones intelectuales para reinar" según explicó Peñafiel. La discriminación machista sigue allí, presidiendo una vergonzosa Constitución española. Si querían podían incapacitar a Elena o convencerla para renunciar y habría reinado la siguiente, Cristina. La relación entre la infanta Cristina y Felipe era mejor que la que el príncipe de Asturias tenía con Elena. Se explica que era por la proximidad de edad, pero Felipe se porta tres años con Cristina y cuatro con Elena. La diferencia de edad es casi la misma. En realidad tienen caracteres más similares, lejos de la amargura de la infanta Elena.
Pilar Eyre escribe a su blog de Lecturas cuál es la hermana favorita de Felipe. Paradójicamente, es Cristina, la que el rey tuvo que expulsar de la Familia Real desposeyéndola del ducado de Palma y de los actos oficiales en nombre de la Corona. No le pudo coger el título de infanta porque es hija de reyes, ni los derechos sucesorios porque Cristina no renunció. Pero hizo algo más humillante: eliminarla de las fotos. Desde entonces Cristina y Felipe no han compartido nunca una imagen, y actos pocos y discretos. Últimamente, se ve más Cristina por Madrid pero nunca con su hermano. Las heridas por el caso Noos fueron demasiado profundas y los hermanos nunca se han reconciliado del todo. Pero de pequeños eran los mejor avenidos, hasta el punto que la reina Sofía les dedicó un mote familiar: Zipi y Zape, como los gemelos de los cómics que siempre hacían travesuras.
Escribe Eyre: " Felipe y su hermana Cristina, además de hermanos eran íntimos amigos, solo los separan tres años. Compartieron pandilla, aficiones, salidas nocturnas, secretos, la Reina los llamaba Zipi y Zape. Cuando Cristina se fue a vivir a Barcelona, Felipe la visitaba a menudo, de día practicaban vela, salían de noche y se quedaba a dormir en su casa. El primero que supo que su hermana se había enamorado de un jugador de balonmano fue Felipe. Esta unión se rompió con las sospechas de corrupción y la condena de Urdangarin. Y nunca se ha recompuesto. La prueba la hemos tenido estos días. Mientras los Reyes celebraban su décimo aniversario con diferentes actos, Cristina estaba en Madrid. Ninguna ha sido invitada a ninguna celebración. Cristina cogió el viernes por la mañana el avión de regreso a Barcelona, donde la esperaban sus escoltas y una furgoneta con los cristales tintados. Iba vestida con un elegante traje pantalón negro, muy rubia, muy guapa, muy educada, pero triste".
Cristina no ha superado nunca aquel error, cuando tuvo que escoger bando: el marido o el hermano. Apostó por Iñaki Urdangarin que lo ha engañado con otras mujeres pero es el padre de sus hijos. Felipe era el rey pero a Cristina eso no la impresionó nunca. Lo era por una decisión machista e inconstitucional. La reina, si Elena no tenía bastante entendimiento para serlo, tendría que haber sido Cristina. Zape.