Victoria Federica está pasando unos días de vacaciones. Sí, sabemos que esta frase es de Perogrullo. La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar vive en un permanente estado vacacional. Nini de la cabeza a los pies, no tiene oficio ni beneficio, y se dedica a dilapidar la pasta de los Borbones, más o menos, a la misma velocidad que su hermano mayor Felipe Juan Froilán de Todos los Antros. La influencer y amante de la fiesta y la moda está pasando unos días de relax, sol y playa en Ibiza, a donde van la mitad de las celebrities por estas fechas, y allí se ha soltado como hacía tiempo que no la veíamos.
En esta imagen en redes parece tranquilita y sosegada, a punto de vivir una puesta de sol como las que hay cada día en verano en ses illes. Pero nada más lejos de la realidad. Porque después de este ademán, la sobrina del rey se ha desatado, se ha soltado el pelo, y nunca mejor dicho, y ha alborotado las aguas ibicencas. ¿De qué manera? A bordo de una moto acuática. Vic, desatada y enloquecida, pilotando uno de estos vehículos como si no hubiera un mañana, metiéndole gas aunque había por la zona algún bañista despistado que nadaba tranquilamente antes de su irrupción fulgurante.
Victoria Federica, de piloto, como si fuera Marc Márquez en sus buenas épocas, con el pelo al viento, gafas oscuras de sol, el pertinente chaleco salvavidas, tanga y cara de velocidad. Especialmente cuando ha montado en solitario. Porque cuando había una amiga haciendo de paquete detrás de ella, ha aminorado la velocidad y se ha dedicado a sacar la lengua al objetivo. Una secuencia de imágenes como no le habíamos visto nunca a la hija de la infanta Elena, publicadas por una agencia de noticias desde todos los ángulos posibles, mostrando la proa y la popa de la moto acuática:
Como han dicho en la revista Semana al ver según qué fotografía, Victoria Federica llevaba en su escapada a la isla Pitiusa un "bikini totalmente adaptado a las nuevas tendencias. Las tendencias son uno de sus puntos fuertes. Es por ello que se ha decantado por una pieza de estilo brasileña en tonalidades blancas y negras, la cual ha resaltado potencialmente su esbelta figura ante las cámaras". Una Victoria Federica más relajada que de costumbre, bromeando con los periodistas y sin mostrar su cara habitual de vinagre y de pocos amigos cuando ve a su lado los objetivos de las cámaras, que esta vez la han mostrado desde todos los puntos de vista.