Felipe VI y Letizia Ortiz empiezan a hacerse a la idea de que la guerra está perdida. Que sus enemigos, desde hace unos meses en posición dominante gracias al escándalo Jaime del Burgo, no aceptarán su rendición. Ni inmolarse en comidas familiares, ni tampoco hacer el papelón ante de la opinión pública mundial riendo un poco y paseando al padre del brazo en Londres. Cuando creen tener un fuego apagado, saltas tres focos más en posiciones alejadas. Un incendio descontrolado, provocado por pirómanos borbónicos y dirigido desde la cúpula. Juan Carlos es "la mano que mece la cuna" de una tropa de soldados con sed de venganza: sus nietos. Los Marichalar y los Urdangarin.
Que el emérito está detrás de las operaciones de esta guerra, y que ha autorizado la última escaramuza, ni se discute. Nadie da un paso sin consultarle, sin saber que cuenta con su visto bueno. Y menos todavía, un desafío tan claro e inédito a la Corona. La protagonista es Victoria Federica, un personaje sin nada que perder con sus tíos reyes, y con mucho a ganar, o mejor dicho a conservar, con el autoexiliado en Abu Dabi: una herencia descomunal, que Froilán se encarga de vigilar de cerca, ahora como un parado de lujo. La influencer royal, mujer anuncio y simulacro de icono de moda, ha cruzado la línea. Por primera vez, un Borbón pata negra ficha por un programa de televisión. Exhibicionismo nivel Dios.
Hacía meses, incluso más de un año, que este tema se ponía sobre la mesa. La niña quería tele. Era su gran objetivo, participar en un programa en su medida. Un "sueño" que se acaba de confirmar, según un mensaje directo de la dirección de la productora '7 y acción'. Sí, exacto: ¿quién tenía que fichar a un personaje como este? Pablo Motos. El polémico conductor de 'El Hormiguero'. El mismo que tiene a Tamara Falcó diciendo sandeces clasistas cada jueves, acompañada del coro celestial de Nuria Roca o Juan del Val. Un programa aparentemente blanco, vendido a la derecha más rancia y de contenido banal. Pero no, la hija de Elena no irá, de momento, a hacer compañía a las hormigas fachorras, si es que no lo hace como invitada. Su destino es, paradojas de la vida, 'El desafío': el programa de retos físicos de famosos presentado por Roberto Leal. Mucho más adecuado para ella, casi no tiene que hablar. Mejor así, porque sería una hecatombe.
En todo caso, algo tendrá que salir por la boquita de la royal durante los capítulos de la próxima temporada del espacio. Y por poco que hable, ya será bastante motivo para hacer temblar a Zarzuela. Su sencilla presencia en la pequeña pantalla ya es un escándalo. Porque Vic no es ni María Zurita, ni Leandro de Borbón, tampoco el modelo pasado de vueltas Juan Alfonso Milán, ni el jovencito Ignacio de Borbón. Ni siquiera Pilar de Borbón, hermana de Juan Carlos, promocionando su mercado solidario en 'Espejo Público'. No, esto va más allá. Victoria Federica es un peligro, la reina de la juerga y el hedonismo, la peor educada de todo el clan, y una joven resentida. Por eso, que se preparen. Motos toma partido, va en el team antiFelipe y Letizia. Más madera.