Ya es oficial: Victoria Federica tiene trabajo. Una muy adecuada a su capacidad de esfuerzo y a su preparación: hacer de celebrity, pero de paganini. Se ha acabado eso de ir de jarana en jarana y de fiesta en fiesta gratis. Nunca más. Si alguien quiere a la sobrinísima y nietísima, que pase por caja. Y vaya caja, por cierto: sale por un ojo de la cara. Lo saben bien en el Salón Internacional de la Moda Flamenca de Sevilla, donde se han dejado una fortuna por tener a la Marichalar Borbón entre sus invitados más ilustres. Por allí han pasado todo tipo de VIPS: desde Belén Esteban a Esther Doña, para que se hagan una idea. Sevilla tiene un color especial para Vic: el color de los billetes. De 50, de 100 y de 200€. Los de 500 quizás no, que no quedan bien y son la pesadilla de un familiar muy querido que vive muy lejos de Madrid.
La exmodelo Raquel Revuelta es la impulsora de este salón y la última responsable de haber llamado a Victoria Federica para dar color a su cita flamenca y hacer de madrina. La Borbona se ha plantado allí con su inseparable novio, que hace de disc-jockey y de guardaespaldas según sopla el viento. Lo ha hecho con un estilismo que los entendidos en la materia (y sobre todo la tropa cortesana) han celebrado mucho: "Un peinado ondulado y una camisa blanca con mangas plisadas. La prenda que no dejó indiferente a nadie fue su pantalón capri de color gris con un adorno de plumas blancas en la pierna izquierda, además de unos zapatos de tacón de estilo clásico y con adornos brillantes", explican en La Sexta. Será que de moda flamenca no tenemos ni idea, pero eso de las plumas que nos lo expliquen.
El único momento incómodo de la cita ha sido cuando le han pedido que se ganara el sueldo: no bastaba con ir de aquí para allá visitando los puestos y asistiendo a desfiles. Le encomendaron una tarea muy complicada, pesada, para la que necesitaba de la precisión de un cirujano: cortar la típica cinta para inaugurar el salón. Tijeras en mano procedió a completar la operación, y por lo visto fue todo un éxito, porque nadie resultó herido. Fenomenal. La cara de los allí presentes era la pura expresión de felicidad. Quizás también de alivio, pero vaya, que es una opinión. Lo que no ofrece ninguna interpretación es que la hija de la infanta Elena no tenía demasiada buena cara: a pesar de tener todo el mundo en sus pies y de embolsarse una suma muy golosa por una tarde de recreo, sonrió con cuentagotas. En su estilo habitual, por por otra parte.
Encontrarán que en este artículo falta alguo. Y es bien cierto. estamos hablando todo el rato de dinero, pero no hemos detallado la fortuna que ha cobrado Vic. Pues bien, aquí va: según el digital Informalia la 'dolorosa' que pasó la joven de 21 años fue estratosférica: 7.000€. Ea. Ahora bien, explican que la organización se desmarca de este pago, vete a saber si para evitar críticas y escándalos. Por ser la única que ha cobrado y porque a pesar de ser un acontecimiento privado, seguro que ha recibido más de una subvención. Pública, claro. No sería extraño. Todo quedaría en casa: el dinero de los contribuyentes, para la casta monárquica. Como siempre.
A partir de ahora no diremos nunca más eso de "Victoria es una ni ni". Ella "sí sí". Es la "bien pagá". Todo muy flamenco y olé.