Victoria Federica ha dejado atrás el mundo de fantasía de Disney y ha vuelto a zambullirse en su propio universo onírico: el de la realeza. Ya recuperada de su viaje a Orlando visitando la casa de Mickey Mouse y compañía, parece que ha recuperado la sonrisa y el buen humor. Cuando bajó del avión estaba de mala leche y la pagó con los de siempre, la prensa del corazón. La influencer royal se siente acosada, no la dejan vivir. Qué lástima. Pero como no hay mal que dure toda la vida, vuelve a enseñar los dientes, dientes de la Pantoja en las jaranas más exclusivas de Madrid. Es su hábitat: la fiesta, la frivolité, la vanidad incorregible.
La revista de moda Harper's Bazaar celebraba su fiesta de verano con un acontecimiento diseñado por la firma Carolina Herrera. Una pool party con actores, presentadoras y gente guay en la que, evidentemente, la Marichalar se sentía como en casa. Hizo acto de presencia acompañada por su grupo de amigos y estrellitas de Instagram, como el matrimonio entre María García de Jaime y Tomás Páramo, y lo hacía uniformada desde la uña del pie hasta el último cabello con artículos de la marca. Todo muy asequible, baratito, y tal. ¿Quién ha pagado todo eso? Ay, pardillos. ¿Pagar? ¿El qué?
Aparte de lucir top, pantalones, sandalias, gafas de sol y un bolso de la firma del diseñador Wes Gordon, la joven encontró que le faltaba un retoque, un plus, una novedad con la que deslumbrar a la concurrencia. Por eso pasó por peluquería. El estilista Sandro Nonna, que la conoce bien, cogió las tijeras dispuesto a hacer maravillas, magia, arte. Todavía estamos esperando este tipo de sensaciones de impacto, porque no conseguimos encontrar la diferencia entre la antigua y la renovada Vic. Hablar de corte sería demasiado atrevido. Como mucho, limar. Y poco. Si el corte llega a un centímetro ya sería mucho. Es imperceptible. Quizás por eso la cara del peluquero en cuestión mientras ejecutaba su trabajo, parece que se estuviera mofando del paripé.
VICTORIA FEDERICA HACE UNA SEMANA:
VICTORIA FEDERICA AYER:
EL PELUQUERO DE VICTORIA FEDERICA:
Victoria, sin embargo, quedó muy satisfecha, como explica en su cuenta de Instagram. Una imagen que ha levantado polvareda, y no precisamente por motivaciones estilísticas, ni mucho menos. La marca que patrocina a su peluquero se añadió a la ola provictoriana y se le giró en contra: el rapapolvo a la sobrina de Felipe VI ha sido de primera. Le llaman de todo menos guapa: "Fantoche, ridícula," "para cuando el look salgo de los exámenes y me voy a trabajar, "nini ejemplo de nada", "qué pesadez", "sin dar un palo al agua"... Hundida.
Más que un corte de pelo, sería más adecuado decir que a la borbona "se le ha caído lo pelo".