Los partidos de Pablo Urdangarin en el Fraikin Granollers son una lotería. No por el resultado, sino por un aspecto relacionado con la grada: a menudo hay sorpresas. Es más fácil encontrarte a un royal animando al club catalán que, por ejemplo, trabajando. Incluso a exroyals, a casi royals o, de vez en cuando, a una proscrita: Ainhoa Armentia, la novia del divorciado Iñaki. La última en apuntarse a la lista ha estado la prima Victoria Federica, aprovechando la visita del Granollers a Segovia. Se presentó en la pista del Nava acompañada de su prima Victoria López-Quesada (la de la patada de Froilán), y se hizo notar en el pabellón castellano.
Al acabar el partido, con victoria visitante por dos goles de diferencia, los equipos hicieron una especie de paseíllo chocando la mano con el público asistente. Los primeros, los catalanes. Allí se produjo el abrazo efusivo entre los primos más ariscos con la futura reina de España, Leonor. Vic, emocionada, sobreactuada y exageradamente bronceada paró la comitiva durante unos cuantos segundos con su placaje a Pablo. Que sí, que sabemos que la relación es muy buena y querían marcar paquete, pero tratándose de la hermana de Froilán todo tiene aquel punto de teatrillo que te desengancha. Urdangarin se pudo librar de su parienta, aunque todavía quedarían más encuentros.
La siguiente parada fue en la grada. El jugador subió hasta la localidad de la Marichalar y allí se produjo un nuevo abrazo de oso, dejándonos estampas espontáneas y no demasiado favorecedoras. Las muecas del deportista, medio asfixiado por una prima que se había tragado toda una caja de gominolas, son cuando menos peculiares. Después se marcharon todos hacia el interior del recinto deportivo, llegando incluso al vestuario. Allí un nuevo selfie, directo a la cuenta de Instagram de la "influencer". El fan tour completo. Ahora bien, nos da la sensación que la visita a esta zona tan íntima de los equipos tenía otro aliciente. Un hombretón de 2 metros, 105 kilos, 39 años, y dos detalles curiosos: lleva el mismo número que Pablo, el 77, y tiene un apellido que provoca urticaria en su familia: Guardiola. Le hizo tilín, y ella le quiso hacer talán.
No, no hay ningún miembro de la familia de Pep involucrado en esta historia: Isaías Guardiola, lateral del Nava, hermano de un internacional de la selección como Gedeón Guardiola. Cuando el equipo de Pablo acababa su ronda de saludos a los aficionados, era el turno de los locales. Victoria, siempre con la caña preparada, quedó impresionada por la presencia de Isaías, y le lanzó una mirada que 9 de cada 10 mortales interpretamos como un flirteo en toda regla. Estaba ligando con la excusa de Pablo, vaya. Recuerda aquella situación con Irene, cuándo la utilizó como carabina para besarse con un chico en un karaoke. Los Urdangas le despiertan cositas. Son como un amuleto.