La sobrina del rey Felipe, Victoria Federica de Marichalar y Borbón, es digna portadora de la genética familiar. Parece que a sus 19 años, ha entendido perfectamente lo que significa tener "sangre azul" en las venas y ser hija de los Marichalar, cómo demuestran su padre Jaime, el tío Álvaro y el hermano Froilán. El resumen es este: no pegar "ni clavo" y quemar la vida y la noche como una joven privilegiada. Muy privilegiada. Sí, cierto, es lo que corresponde a los gente de su edad. Pero es que la quema mucho. Amores y desamores con toreros y disc-jockeys, peleas, insultos y gritos en fiestas de cumpleaños, bailes alocados en islas paradisiacas... una vida demasiado disoluta, al menos para la opinión de su madre, la Infanta Elena, y su tío y rey, Felipe. Victoria no parece muy astuta, y no esconde sus incontables salidas nocturnas, todas ellas bien regadas. Bueno, ella sí que se esconde, pero el grupo de amigas que le acompañan, no tanto. Y claro, ya sabemos el impacto que tienen las redes sociales.
Las amigas de Victoria han llenado sus cuentas de Instagram (abiertas al público, por cierto) con la última fiestecita del grupo en una conocida sala madrileña. Unos vídeos que tampoco son para tanto, pero en Zarzuela y alrededores llueve sobre mojado. Y teniendo el precedente de Froilán, su afición por el hedonismo y sus turbias relaciones de pareja, parece que va por el mismo camino que su hermano: colgarle el cartelito de oveja negra borbónica. Caray, agotarán las existencias de cartelitos en palacio. La familia no confía para nada en su nuevo novio, el dj Jorge Bárcenas, al que acusan de favorecer la pasión noctámbula de la joven. Si a eso añades las indiscreciones instagrammers de las amigas (como la prima de la influencer Maria Pombo), la cosa pinta mal.
A Victoria y Froilán les pasa como a Dinio: la noche "les confunde".