Victoria Federica ha pasado esta semana por territorio comanche: Catalunya y Barcelona. Era la gran atracción del desfile de la marca Pronovias en la Bridal Fashion Week, que la llevó sin reparar en gastos para tenerla en primera fila. Dicen que no ha cobrado por el 'bolo', una rareza, porque es así como ahora se gana la vida (al margen de los regalos del abuelo Juan Carlos, claro). El que sí cobraba era su novio, Jorge Bárcenas: 3.000 euros por pinchar en la fiesta posterior. Van en pack, a pesar de ser una pareja en crisis. De hecho, aseguran que Vic exigió la revista 'Hola!' que no se hiciera eco de este extremo: les podían estropear el negocio. La prensa preocupa y mucho a estos protagonistas: se sienten acosados. Por eso muntan numeritos, como entrar por la puerta de detrás del pabellón italiano de la Feria de Montjuïc para evitar situaciones incómodas. Desgraciadamente para ellos no lo consiguieron.
La influencer royal lució sus mejores galas en la cita, eclipsando evidentemente a Bárcenas, que triunfará poniendo discos pero que de fotogenia va justito. Iba vestido de bodorrio, no de desfile. Mira que tuvo tiempo y recursos para ir más aseado: no tenían nada que hacer en Barcelona durante todo el día, porque no nos los imaginamos haciendo turismo o disfrutando de la belleza de la capital del país. Se pasaron la jornada en el lujoso hotel Miramar con todo pagado por la empresa de novias. Ella, en sesión de maquillaje, peluquería y vestuario eterna, disfrutando de obsequios y detallitos en la habitación, sacando lustre a la banderita española de su fachamòvil. Encerrada en su castillo de privilegiada, vaya. Él... ni idea, ni ganas de saberlo.
Una vez en el desfile, en el que participaba Esther Cañadas y en la que había otras famosas y famosillas como Alejandra Prat, Irene Rosales o Carmen Lomana, se plantaron en el photocall sin demasiado ánimo. Era un trámite que querían matar rápido, no quieren atención, ya saben. Era un momento crítico porque al margen de los fotógrafos y de los flashes, allí había periodistas. Y como van de inaccesibles por la vida, los bombardearon a preguntas que querían evitar. Esta vez los tiros no iban tanto por la Familia Real, sino que ellos eran los protagonistas. Ellos y su relación sentimental de dos años. "¿Hay crisis?", "¿cómo estáis?", "¿habrá boda"?. No abrieron la boca, claro. Pero otra frase provocó el ridículo. Sobre todo el de Bárcenas, un artista.
'Informalia' explica como los paparazzis les gritaban con todo el cachondeo del mundo "¡Daos un besito!", a ver si colaba. No hubo beso, ni mucho menos. Pero la petición tuvo otro efecto inesperado: ver cómo el disc-jockey Bárcenas desaparecía a toda prisa de la alfombra roja, huyendo en un sálvese quien pueda de manual. Dejó sola Victoria Federica, que siguió posando con aquella joie de vivre que la ha hecho tan famosa. Novio a la fuga. Un show.
Como a Vic y Jorge le gustan tanto los toros, recordaremos la cancioncilla: "Manolete, manolete, si no sabes torear, pa' que te metes..."