Las vacaciones mexicanas de Victoria Federica han sido de lujo, a todo trapo. Impropias de una joven de 22 años sin estudios acabados ni profesión conocida más allá de ir de fiesta o de viaje y de hacerse fotos (escondiendo la barriga). Pero claro, el apellido pesa. Borbón. Ella tiene posibles y una cartera llena de billetes y de tarjetas de crédito. La sangre royal provoca este tipo de distorsiones de la realidad, como que algunos la consideren como una chica modélica, icono de la moda mundial y la gran sensación del mundo virtual. Una currante que se está abriendo camino por talento, esfuerzo, etcétera. En fin. El caso es que los efectos beneficiosos del viaje se han desvanecido a la velocidad de la luz. Ha puesto un pie en Madrid y vuelven los problemas de siempre.

Problemas con su madre Elena, a la que no le ha hecho ni puñetera gracia que se largara con su amiga Rochi Laffón al Caribe y dejara tirado al abuelo Juancar en Abu Dabi, chafando la foto con Froilán y desluciendo el desafío a Felipe y Letizia. La infanta, que ha pasado una buena temporada enfadada con ella por zángana, se sube por las paredes y piensa la forma de librarse de ella, como con el otro hijo tarambana. Vaya familia. Este es un frente importante, pero el fuego amigo que le llega por parte de los colegas y los rolletes tampoco está nada mal: el semichurri torero Roca Rey la ha hundido públicamente dejando claro que es tacaña y gorrona. Si lo dicen los que la quieren, qué no dirán los que no la soportan.

Victoria Federica en México / Instagram

Los Borbones y los impuestos, una historia de terror

Este tema, el de no pagar en ningún sitio y ser de la hermandad del puño, va también ligado al hecho de tener el apellido Borbón. Una familia en la que existe una pesadilla legendaria: pagar impuestos. Declarar, colaborar, aportar lo que les corresponde. El principal señalado es Juan Carlos, claro, un auténtico mago de la pasta gansa. Ha acumulado una fortuna inmensa gracias a un método solo al alcance de un rey en España: todo ingresos, cero gastos. Donaciones, regalos, aportaciones, comisiones... cualquier forma es buena para justificar entradas que no pasaban por Hacienda,  al ser inviolable. Una vez perdida la corona ha intentado seguir el mismo camino, pero tuvo que acabar "regularizando" cantidades importantes para salvar la cara y afinar las cosas con la justicia. Ahora es residente de pleno derecho en los Emiratos, y no paga nada. Como hará Pipe si aguanta unos meses en el desierto. Antes, por cierto, vivimos todo el alboroto del multimillonario mexicano amigo y sus tarjetas black para pagar caprichos de Elena, Cristina y los nietos Froi y Vic. Ay, Vic.

Juan Carlos / GTRES

Hacienda aprieta a Victoria Federica, los influencers también tienen que pasar por caja

Esta declaración de la renta 2022 es el coco para Victoria: está a punto de descubrir el sabor de pagar impuestos, porque Hacienda ha empezado a regular la actividad de los influencers. Un negocio en el que los pagos pueden ser muy diversos: un cheque o una transferencia, pero también viajes, regalos, servicios... Esta última parte es la más golosa, todo gratis. Pero se ha acabado la fiesta: se consideran retribuciones y toca declararlas. El negocio empieza a no ser tan chollo, amiga. La pregunta puñetera: ¿de verdad la hija de Jaime Marichalar se ha dado de alta como autónoma, requisito indispensable para facturar como todo quisqui de manera legal y correcta? Sí, parece ciencia ficción. Como un Borbón pasando por caja. Mamá, miedito, debe sollozar Vic.

Victoria Federica / GTRES

Antiguamente decían que Hacienda somos todos, pero el Caso Nóos ya nos demostró que no. Que lo somos todos menos los Borbones. Veremos qué pasa ahora.