Victoria Federica, la hija de la infanta Elena y Jaime Marichalar, tiene oficialmente 23 años, pero a veces parecen 46, y otras 12. Va de un extremo al otro, vaya. 46 porque no para quieta ni un segundo. 12 por su comportamiento pueril, clasista y vago. También llorica, como acaba de demostrar durante su primera entrevista audiovisual. La concursante de la próxima edición de 'El Desafío', producido por Pablo Motos, ha sido la invitada estelar de una nueva temporada del pódcast pijo de Vicky Martín Berrocal. La conversación es un delirio azucaradísimo de 50 minutos que ha alborotado al personal, que o se troncha de risa o apaga la pantalla a toda prisa de la vergüenza interior. Se ha hundido.

La sobrina de Felipe VI tiene un problema: quiere vivir como una VIP, pero sin dar nada a cambio. Ya lo dicen sus amigos, que es muy tacaña. Jugar la liga de influecers, celebridades y mujeres-anuncio sin atender correctamente a los medios es una quimera. Más todavía teniendo en cuenta que es miembro de una familia sufragada con el dinero de todos, claro. Ella asegura que es por timidez; todos sabemos, ya lo dijo Ana Rosa Quintana, que se trata de una falta de preparación hiriente. De un talante de consentida, privilegiada y creída que no se aguanta. Cada vez que se pone delante de un micrófono es peor que la anterior. Pero siempre habían sido instantes fugaces, no daba para más. Con la diseñadora andaluza y expareja del Cordobés se ha sentido más cómoda.

Victoria Federica y Vicky Marín Berrocal / Youtube

Cómoda, en este caso, no es sinónimo de seguridad. Porque Victoria Federica se ha pegado una leche reputacional descomunal, la enésima. ¿Titulares? "Me siento súper afortunada de la familia en la que he nacido. Son mi hogar, son mi casa, son lo más. No la cambiaría por nada del mundo. Mi madre es un ejemplo de todo.... Yo de mayor quiero ser como ella". Nadie lo diría, viendo sus antecedentes. Aunque la infanta también vivió sus años locos, la verdad. La diferencia es que no había Instagram... ni un abuelo ultra-rico que lo pagara todo. A Froilán lo añora, "es mi mejor amigo. Es una persona 'vitamina', literalmente". No sería el mejor mote, la verdad. Sobre su responsabilidad como posible heredera al trono, "más que un título, heredo los valoras que me ha dado mi familia -mis abuelos, mis padres, mis primos, mis tíos- porque, al final de todos ellos aprendo algo bueno". Qué cara. Después está el tema de la presión mediática: "A veces me siento enjaulada. Hay muchos titulares que se los inventan y esos son los que más me afectan. Hago terapia, pero no es algo que lleve constantemente". Como su vida, inconsistente. De sus escándalos conocidos, sin embargo, ni media palabra. Ninguna autocrítica. Ninguna sensación de pertenecer a la realidad. Muy Victoria Federica, ni más ni menos.

Victoria Federica / GTRES

Las redes han empezado a hervir con la publicación de la charla, y cabe destacar que no ha sido la entrevista que dispare la popularidad (positiva) de la nieta de Juan Carlos y Sofía. Más bien, le recomendamos que se prepare. "Vicky, debieras traer personas que sean admirables", "después de unos minutos de escuchar esta conversación me aburrí", "si me hubiera tomado un chupito por cada vez que dice "como que" me emborracha a los 5min", "esto ya era lo que me faltaba, no te creo", "lo tiene todo y no sabe ni hablar, vaya diferencia cuando la escuchas a ella y a otras de su edad que ya se ganan la vida"... Sí, hay alguna reacción positiva. Pero hay que ir buscándolas. Porque, sabe mal decirlo, esta royal provoca repulsión. Y punto.