Hace una semana, Victoria Federica Marichalar de Borbón nos deleitaba con un estreno: la primera entrevista en formato audiovisual de su trayectoria vital y profesional. Aceptó la invitación de Vicky Martín Berrocal, diseñadora y socialité andaluza, para participar en su pódcast para gente fina y educada. Las opiniones sobre el resultado han sido dispares: entrevistadora, entrevistada, familiares de esta y admiradores han quedado encantados de la vida. El resto todavía se recupera del impacto. Una cosa, sin embargo, está clara: no mentía con aquello de sentirse muy agradecida a su linaje por los valores que le han inculcado. Y a las pruebas nos remitimos.
Efectivamente, la influencer Vic nos presenta otro estreno: un tatuaje. Es pequeño, discreto, en una localización no necesariamente a la vista. Un trazo sutil pero reconocible, y con significado que apela a su infancia, a su sangre, y sobre todo, a su abuelo. A Juan Carlos. La nietísima adora al emérito por muchas razones. Hay rasgos de identidad compartidos, a pesar de la enorme diferencia de edad. Un abismo generacional que ha hecho estremecer a menudo a su abuelo, que no entiende eso de las redes ni las modas. Tampoco verá con buenos ojos lo de tatuarse. Pero en este caso, seguro que hace una excepción. Le habrá tocado 'la patata'.
Revelamos el misterio del tatu de la Federica: se trata de una silueta equina. No precisemos más porque no sabemos si se trata de un caballo o de una yegua. En todo caso, hace referencia a su relación con estos mamíferos perisodáctilos, heredada de su madre Elena. La infanta es jineta, como todo el mundo sabe, e intentó que su hija siguiera sus pasos. Sin embargo, parece que le dio pereza. Y que aquel amor por la doma y la admiración por los cuadrúpedos ha pasado a un tic clasista, a una costumbre temeraria y a un recuerdo romantizado. Le podemos poner incluso un nombre: "Dibelunga". Quizás les suena. En Juan Carlos, Elena y la propia Vic, claro que sí. También a la Agencia Tributaria.
Noviembre de 2020, tres meses después de la huida del emérito a Emiratos Árabes. 'El Confidencial': "La yegua de Victoria Federica se investiga por blanqueo". Juan Carlos le regaló la yegua a su nieta en 2015, un año después de abdicar y ya sin inviolabilidad, con unas maniobras más que sospechosas. La investigación, como todas las del Borbón, quedó en nada, pero la historia era jugosa. Allí había coroneles del Ejército del Aire haciendo de testaferros, amigos mexicanos millonarios, facturas infladas, dinero opaco en paraísos fiscales... Cosas de casa. De todo ello está orgullosísima, como dejó claro el otro día ante un micrófono y como ha dejado patente con tinta en su piel. Honor al abuelo, el que paga la fiesta.