Victoria Federica en Barcelona. ¿Haciendo el qué? Pues nada del otro mundo, las tres F: fiesta, fotos y flirteo. Así, dicho de manera fina y elegante. La sobrina influencer del rey de España tiene una mina de oro en Catalunya, por lo que respecta a sus relaciones amorosas y pasionales. No tiene uno, sino dos novios catalanes. El de más fuerza, Álex Recort. Un modelo muy guapo, unionista, y con quien tiene sus cositas desde hace año y medio. Después está el piloto de motos Albert Arenas, con quien también hace el Guadiana, en este caso el Besòs o el Llobregat. Los Borbones detestan Catalunya como concepto y como nación, pero si hablamos de tener lío, la cosa cambia.
Ninguno de los dos hombretones de la hija de la infanta Elena, sin embargo, la acompañaron públicamente durante la jarana que atendió en el Paseo de Gracia. Un evento de una famosa marca de relojes de superlujo, para quien ha hecho algunos trabajos publicitarios en el pasado. Fue una de las reinas de la jornada, y con la satisfacción personal de no tener que colarse en el photocall, como hizo en los Grammy Latins junto con María Pombo. Vic nos dejó una instantánea escalofriante, junto a otro hombre famoso, guapo, influencer y polémico. Ah, sí, y con "pintas". Muchas "pintas".
Hablamos de Pelayo Díaz, otro de los invitados a la inauguración de la tienda, y que decidió no pasar desapercibido en la 'milla de oro' barcelonesa. El problema con Pelayo, sin embargo, es que quiso petarlo tan fuerte frente al espejo (que cantaría Oques Grasses) que se acabó disfrazando. Y no de cualquier cosa, no: emuló a un personaje icónico del cine, el Tony Montana de 'Scarface'. Una obra maestra de Brian de Palma de 1983, con Al Pacino haciendo de traficante cubano en Miami, con las míticas gafas de sol, una metralleta, etcétera. Seguro que les suena. Hale, comparen. No vamos desencaminados, ni mucho menos.
La expresión de la Victoria con este cuadro al lado es de una complacencia absoluta, está encantada de la vida con el show... y con el 'peluco' carísimo que se habrá metido en el bolso al acabar el paripé. Esperemos que no haya cogido los del resto, como aquella vez en una gala solidaria contra el cáncer. Su expresión de plenitud quizás responde al hecho de que es cinéfila. También podría ser que le recordara a algún conocido del entorno de Froilán, el hermano de los 'puti-afters'. En esa casa gustan los malotes, eso no se puede negar. La cosa es que Vic no puede pasar ni un día sin dar la nota. Como diría Tony Montana, "nadie me hace daño. Solo yo puedo hacerme daño a mí mismo".