La clase y el estilo no se compran. Una verdad como un templo que, sin embargo, no entra en la cabeza de Victoria Federica. La sobrina del rey Felipe pasa por influencer, icono de moda y experta en la materia, pero la realidad es otra. Se parece más a una ni-ni nepobaby, con todo el dinero, los contactos y el tiempo del mundo para disfrutar de sus privilegios con un exhibicionismo impúdico y unas maneras deplorables. Que parte de la prensa del país, la industria y otros VIPS le hagan la pelota sistemáticamente es su problema. No le están haciendo ningún favor. Acaba de ridículo en ridículo.
La joven Marichalar se encuentra, por lo visto, en Sevilla. Ha ido a visitar a una amiga, con la que ha hecho un recorrido en coche de caballos pasando por delante de la plaza de toros de Sevilla, otra de sus censurables aficiones. El viaje en AVE desde Madrid, 2 horas y 20 minutos, han sido bien aprovechados por la hermana de Froilán. Ha frito Instagram con contenido nuevo. Básicamente jactarse de regalos de firmas de categoría y subir un montón de selfies, una galería especial para sus fans. Lujo y ego. Y poco más. Entre el material disponible, sin embargo, un auténtico crimen estilístico, de un hortera horroroso. El pasaje estremecido. El cuchicheo se ha apoderado del vagón silencio.
Se trata del bolso que colocó en la bandeja superior de su asiento, y que no puede ser más narcisista, petulante, e incluso feo. Lo es no por el diseño, aquí no entraremos, pero clavarle tres letras de medidas descomunales y que sean sus iniciales, es un atentado contra el que se tendría que haber rebelado, devolviéndolo a la casa. Pues no, ella presume del "V.M.B.", de Victoria Marichalar Borbón. Queríamos pensar que era un obsequio de la casa francesa para congraciarse con la hija de Jaime Marichalar, adicta a coleccionar bolsos caros. Pero empezamos a tener la certeza de que ha sido ella la ideóloga de todo. El apellido royal es su único valor.
La relación de Vic con los medios de transporte colectivos empieza a ser preocupante; no hay día que no llame la atención por dar la nota. Protagonizó un incidente recientemente con las azafatas de un avión al volver de la fiesta de cumpleaños de Juan Carlos en Abu Dabi: "Victoria Federica e Irene viajaron en turista y fueron junto a dos personas de seguridad. Fueron al baño juntas y la tripulación les llamo la atención porque en ese momento se estaba sirviendo la cena y les rogaron que se volvieran a sentar. Victoria Federica se enfadó que le llamaran la atención en público". En el tren el pollo ha sido solo estilístico. Pero tiene su delito, vaya que sí. Un cuadro andante con muchas ínfulas.