El viaje de Letizia al Caribe ha empezado como si la reina fuera el papa: besando el suelo. Y para más inri, suelo republicano. Concretamente el de la República Dominicana. Su viaje oficial tiene que servir para dar apoyo a dos países en vías de desarrollo (Haití y la República Dominicana) y la reina ya sabe que no tienen ni para asfaltar calles.
La mujer del jefe del Estado aseguró no ponerse tacones como Melania Trump pero a pesar del zapato plano, Letizia pone el pie en una piedra justo en medio del barro y resbala. Las clases de yoga le han servido para conservar la calma y mantener la agilidad. Se ven media docena de manos para cogerla pero mantiene la línea vertical y evita una escena que hubiera recordado las célebres caídas de su suegro. De momento se parece más a su marido, que también estuvo a punto de caer de bruces con una alfombra de Zarzuela. La pareja real todavía no cae:
Las TV del Caribe están cubriendo cada movimiento de la monarca y los equipos de seguridad de la esposa de Felipe VI están siendo especialmente cuidadosos para evitar imágenes inoportunas. La caída la ha grabado un móvil y la entrada en el hotel tuvo las típicas imágenes de los guardaespaldas de una estrella poniendo la palma de la mano ante el objetivo de los reporteros para no permitir imágenes claras:
Letizia como Paris Hilton en el hotel, Letizia como Angelina Jolie en Camboya visitando el Caribe o Letizia como su suegro Juan Carlos tropezándose con ella misma. Algunos le recuerdan que para andar por el barro hacen falta unas botas de montaña y no unas bailarinas. Ella es testaruda y sabe qué estilismo es el apropiado y ha escogido el blanco en los pantalones. Los bajos le quedarán finos. La lucha en el barro la deja para las que protagoniza metafóricamente con su suegra Sofía o su prima Marie Chantal. Próxima parada, Haití.